Al recibir Luis Mateo Díaz el Premio Cervantes, el 23 de abril, proclamó que «la verdadera satisfacción de la literatura consiste en saber que escribir es vivir; mantener un compromiso entre la escritura y la existencia. Es en lo imaginario donde está mi más allá». Para Maite Salord Ripoll, que acaba de publicar El temps habitat en la editorial Proa, lo más relevante de su creación literaria consiste en recuperar, revivir y reconstruir los tiempos, que ya no podemos recobrar porque el tiempo no tiene precio, no se compra ni se vende.
«Lo que añoramos del pasado es la vida, son las personas, son momentos que no podemos recuperar aunque regresemos al mismo lugar donde sucedieron», explica la escritora de Ciutadella. De ahí el título de su última obra, cuando no recordamos los espacios, sino que vivimos y evocamos el tiempo habitado, los momentos detenidos.
En L’alè de les cendres (2014) Maite Salord cumplió el encargo de su madre y recreó una historia en la que dio voz a los vencidos en la Guerra Civil. No fue fácil, al venir todos de un doloroso y largo silencio, que se prolongó durante la posguerra. Acertó con la fórmula de la narración alquímica que combina realidad y ficción. Después vino El país de l’altra riba, un relato épico de identidad y memoria protagonizado por personajes desterrados y exiliados, marcados por los grandes conflictos del siglo XX.
Y ahora, la profesora que se despidió de la política, subyugada por su vocación docente y literaria, nos atrapa e interpela con El temps habitat, el retorno imposible de Àngela Benejam a la casa familiar que se desvanece. La protagonista se reencuentra con el tiempo habitado en un espacio fundido en negro. La última chaqueta que nos ponen carece de bolsillos, pero la felicidad existe y la hallamos en aquellos grandes y pequeños buenos momentos donde habitamos.