De los veintitrés años que he tenido hijos menores, trece fueron gobernados por el PP. Ahora su líder, Alberto Núñez Feijóo, plantea una revolución para poner «la alfombra roja a la maternidad». De momento, quiere que la educación infantil sea gratuita y que los permisos de maternidad y paternidad los gestionen los interesados a su antojo. Como siempre, y como todos, se queda en la superficie. Cuando hablamos de tener hijos pensamos en bebés y esa etapa dura dos años. Los bebés crecen y siguen exigiendo atención. Aunque dejaran de necesitarnos a los 18 años, la ayuda del Estado debería extenderse durante veinte o incluso treinta años, si la familia muestra la valentía de tener dos o tres hijos. Es fácil garantizar una rebajilla fiscal para que compres pañales, subvencionar la guardería o ampliar la baja un par de semanas.
Ayuda un poquito al principio. Pero no acaba ahí. Yo disfruté 16 semanas de baja (dos veces) y creo recordar que Rajoy aprobó una pequeña desgravación en la declaración de la renta. La guardería la pagué de mi bolsillo porque no tenía familia que me hiciera el favor. La alimentación, medicamentos, colegio concertado, libros de texto, material escolar, actividades extraescolares, ropa, calzado, excursiones, deporte, transporte, apoyo en los estudios, ortodoncias, dentista, gafas, aprender inglés, universidad… todo a costa de mi bolsillo. Nunca he querido averiguar cuánto supone eso multiplicado por dos hijos porque quizá me dé un infarto. Dejen de tomarnos el pelo. Si desde el Estado se fomenta la natalidad solo en el momento del parto, tendrán muchos hijos los que hagan de parir un negocio. Los demás seguirán como hasta ahora, sacrificando hasta el alma para ser padres.