Grandes medios nacionales, no sé si fakes o no fakes, se han hecho eco de la despedida de Iago Negueruela en la comisión de investigación de las mascarillas. No sé si ese era el objetivo, pero Negueruela ya se ha hecho famoso a nivel nacional. Si Sánchez tiene intención de destituir a Oscar Puente como ministro de Fomento ya sabe que hay un militante en su partido capaz de ir a luchar en la calle contra el fascismo, de acudir a los tribunales para defenderse, aunque todos sabemos que nadie se atreverá a hacerlo porque todos son unos cobardes.
No sé si Negueruela o alguien de su equipo ha tenido la ocasión de visionar de nuevo la intervención del portavoz socialista en la comisión de investigación, pero dudo mucho que las personas razonables que militan en el PSOE (que las hay, y muchas) se atrevan a decirle que ha hecho uno de los grandes ridículos que se recuerdan en la ya larga historia de la política autonómica. Realmente es desconcertante la deriva que lleva el PSOE balear y qué objetivos tiene, pero se está situando mucho más allá de la extrema izquierda. Partidos independentistas como Més per Mallorca o Més per Menorca exhiben un discurso mucho más moderado del que hacen gala Negueruela, o incluso Pilar Costa o Mercedes Garrido. Ellos sabrán.
Estoy convencido de que Negueruela es una persona inteligente y que sabe lo que hace, pero visto desde fuera parece un dirigente político totalmente desubicado, no sé si porque ahora no pinta nada o porque no se siente a gusto calentando a Armengol, que claramente está inhabilitada para volver. Muchas personas saben que Negueruela cuando era conseller (muchísimas personas ni siquiera ahora se atreven a decirlo) utilizaba métodos poco ortodoxos cuando mantenía reuniones con las patronales, y que era muy habitual que llamase a medios para quejarse de titulares y obligar a cambiarlos. Más de un colega me ha reconocido tras el cambio de gobierno que Negueruela era intocable porque sus reacciones eran furibundas cuando no le gustaba una información, y a mí me consta que llamó a empresas privadas para pedirles que retirasen la publicidad de «periódicos molestos». Por todo ello es el perfecto candidato para suceder a Puente. Es el mejor.