La publicidad, que es el motor del mundo (del mercado) sin el que nada funciona, y cuya expansión durante el último siglo ya abarca todos los espacios reales o virtuales (política, economía, ciencia, entretenimientos), incluyendo los supuestamente exentos de publicidad y el propio ciberespacio, no fue acusada casi nunca de propalar mentiras, hechos alternativos, falsedades o bulos, sino que con el tiempo ha adquirido categoría de ciencia y hasta prestigio artístico. Como su hermano pequeño el márketing, otro gran invento publicitario que mediante técnicas muy elaboradas pretende no ser lo que es, y lo logra. En el presente, la publicidad y el márketing lo son todo, y su espacio de acción el planeta entero, cuyo eje de rotación se partiría en pedazos de no ser por eso, dejándonos flotando en el vacío a expensas de las fuerzas siderales. Inconcebible, un mundo sin publicidad. En lugar de una campaña publicitaria de elecciones europeas, ahora tendríamos una campaña de mentiras electorales mondas y lirondas. Lo que me lleva a pensar, porque es un pensamiento de moda, que lo malo no es que ahora se digan tantas mentiras, sino lo gordas y feas que son. Quizá necesitamos más publicistas expertos, con mucho talento literario, para que se hable menos de embustes y falsedades. De toda la vida, las mentiras han sido más agradables que la verdad, y de ahí que a la gente les gusten tanto, y le ilusionen. De ahí su éxito histórico y cultural. Necesitamos mentiras como el aire que respiramos, pero eso sí, mentiras hermosas y bien acabadas, porque para feas chapuzas ya tenemos las verdades. Pero ahora, precisamente en la gran era de los engaños y las trolas, cuando gobierna sin oposición la publicidad y el márketing, resulta que aguantamos embustes muy desagradables, ruines, miserables, rutinarios. ¿Para qué sirve una mentira más fea que la verdad? Para nada, te quita la ilusión. Antes, cuando no se hablaba tanto de este asunto, se mentía mucho mejor, se fabricaban obras maestras del engaño y la estafa, te podías enamorar de una noticia falsa. Pero claro, hoy cualquier pendejo se cree publicista y técnico en márketing. No se respetan los espacios publicitarios. Así nos va.
Espacio publicitario
Enrique Lázaro | Palma |