La masificación es uno de los principales problemas que tienen las zonas turísticas a nivel mundial. Aunque es un tema complejo y en el que la izquierda le suele ganar la batalla a la derecha, en esta ocasión el PP ha dado un golpe de efecto reconociendo el problema y anunciando algunas medidas. «Balears ha llegado a su límite», ha asegurado la presidenta del Govern, Marga Prohens. No obstante, ha explicado que se adoptarán medidas basadas en datos y no criminalizando a un sector, que es el motor de la economía balear. También lo ha hecho el presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, con la rebaja del tope del crecimiento turístico.
La izquierda no lo esperaba y tampoco pueden decir mucho porque hace un año aún gobernaba; lo habían hecho durante dos legislaturas sin plantar cara a este asunto. «Ha llegado el momento de poner los límites que ustedes no pusieron», reprochó Prohens al portavoz de Més en el Parlament, Lluís Apesteguia. «Por muchos esfuerzos que hagan, las 115.000 plazas las crearon ustedes y les perseguirán toda la legislatura», reprochó el conseller de Turisme, Jaume Bauzà, a la izquierda.
Los hoteleros también se han sumado a la lucha contra la masificación, de la que responsabilizan al alquiler turístico. En los últimos 10 años en Mallorca, sólo las plazas de alquiler turístico legal (sin tener en cuenta el ilegal) han crecido un 204 %, mientras que las hoteleras lo han hecho un 7 %.
La oposición no se fía de esta estrategia del PP, pero lo cierto es que los ‘populares' han sabido captar un clamor ciudadano. Cada vez más personas responsabilizan a los turistas de los atascos, de las dificultades para acceder a la vivienda... Sin embargo, las Islas dependen del turismo, por lo que se deben tomar las medidas pertinentes para que residentes y viajeros puedan convivir.