Sí, ya sé que las elecciones se celebran a la vuelta de la esquina, y que estamos todos expectantes por ver como dilucidamos el futuro de nuestro país en las urnas. Por cierto, que el debate a tres, entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal no ha tenido el impacto que tuvo el cara a cara entre Sánchez y Núñez Feijóo, pero ese es otro cantar porque hay otros asuntos sobre los que merece que reflexionemos. Por ejemplo, la cumbre que se ha celebrado en Bruselas entre la UE y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), una cumbre que ha dejado fotos para el recuerdo.
Empezaré diciendo algo obvio: ningún país en política exterior tiene principios, solo intereses.
Les confieso que cuando empecé a ejercer el periodismo me costó mucho entenderlo y mucho más aceptarlo, pero la realidad es la que es. De ahí que escueza a cualquier conciencia democrática contemplar a Pedro Sánchez dar dos besos a Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, un régimen que no hace falta incidir que no es democrático.
La Delcy, la famosa Delcy que se coló en el aeropuerto de Barajas con la más que probable connivencia de las autoridades españolas habida cuenta que allí se entrevistó con el entonces ministro José Luis Ábalos, que no supo explicar su reunión con una política que está en la lista negra de la Unión Europea junto con otros 11 dirigentes de su país por ‘violación de derechos humanos y socavar la democracia y el Estado de Derecho'. Claro que si Ábalos no pudo, más crudo lo tiene la presidenta de la UE, la señora Ursula von der Leyen, que la ha recibido junto a Charles Michel, el otro gran capitoste de la UE, y se han fotografiado sonrientes. Así que me pregunto qué debemos pensar los ciudadanos. Por una parte Delcy Rodríguez está en la lista negra de la UE y por otra se la recibe con fanfarrias incluidos los dos cariñosos besos del presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez.