Bildu, la coalición donde se alojan los herederos políticos de ETA (Sortu), envenenó el último tramo de la campaña del 28 de mayo y mire usted por donde se acaba de registrar un rebrote en la precampaña para las elecciones generales del 23 de julio. Me explico. El jueves, el PSOE interpeló al Partido Popular por boca del delegado del Gobierno en Madrid, y para este sábado, día 17, el PP tiene preparada su respuesta en Durango por boca de su único concejal, Carlos García, en la segunda ciudad más poblada de Vizcaya.
El objeto contundente que se intercambiaban así Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, a modo de pedrada verbal por encima de la barricada que separa a los dos bloques electorales ante las urnas del 23 de julio, vuelve a ser el Bildu de Arnaldo Otegi. Las temerarias declaraciones de Francisco Martín sobre las aportaciones de Bildu a la causa nacional no se desvanecen con sus posteriores peticiones de disculpas, evidentemente inducidas desde dentro de su partido. Pero es que además ha regalado un argumento impagable al PP.
El PP se guarda una elocuente respuesta a la metedura de pata del delgado del Gobierno de Sánchez para este sábado en Durango, gobernada durante los últimos cuatro años por Bildu y la versión local de Podemos en el País Vasco.
Resulta que el único concejal del PP, Carlos García, con el 6,13 % de los sufragios, se ha convertido en el voto decisivo para otorgar la Alcaldía. Entre alcalde del PNV apoyado por PSOE (10 concejales) o alcalde de Bildu con apoyos de su cuerda (10 concejales), el concejal del PP inclinará la balanza con toda seguridad hacia el primero ¿A cambio de nada? Bueno, a cambio de salir ganando en el juego de las comparaciones odiosas (¿por qué es de mejor condición pactar con Bildu que pactar con Vox?) y de poderse administrar un chute adicional de motivación dentro y fuera del País Vasco, pero sobre todo fuera.