Tengo un amigo que es tecnico en la radio. Es un buen profesional y una buena persona. Su pareja es otro hombre. Llevan mucho tiempo juntos. Durante una época, fue técnico de sonido de un programa que yo presentaba. Un día me explicó, entusiasmado, que iba a ser padre. Inmediatamente pensé que sería un gran padre. Se le adivinaba el deseo por la criatura que iba a nacer. Habían recurrido a un vientre de alquiler en América, donde es legal.
Me explicó cómo fue la experiencia. En América, la madre que gesta al bebé no es la madre biológica. Se toma un óvulo de una donante y, una vez fecundado por el semen del padre, se implanta en una mujer. Esta tiene que cumplir una serie de condiciones: tener hijos propios y una situación personal y laboral estable.
Me parece muy lógico: si la persona que se presta a gestar la criatura tiene un sueldo y una pareja, obviamente que lo hará por ganar un dinero, pero no será a la desesperada. Tampoco tendrá el mismo apego a una criatura que no es biológicamente suya, puesto que tiene otra u otras propias. En este panorama, incluso puede haber una voluntad de cobrar por hacer feliz a alguien. Cierto altruismo en la toma de la decisión.
Esta pareja de homosexuales son padres. Tuvieron un niño. Siguieron el embarazo desde el primer momento, con un contacto directo con la mujer que gestaba a su criatura. Se conocieron por videoconferencia y se conectaban a menudo.
Unas semanas antes del parto viajaron a América. Lo vivieron intensamente, absolutamente implicados en la experiencia más emocionante de sus vidas. A los pocos años, repitieron la historia.
Hay parejas heterosexuales que han vivido una situación parecida. Conozco también a un chico sin pareja que es feliz con su recién estrenada paternidad.
No entiendo por qué se critica tanto la maternidad subrogada. Puede ser un camino. Estos días, el caso de Ana Obregón ha abierto el debate. Lo importante es que la gestación esté bien regulada, a través de una normativa que impida abusos. No se trata, como dicen algunos, de «comprar un hijo», sino de hacer posible que alguien sea madre/padre desde el respeto y el amor.