Menudo papelón está haciendo Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, cada vez que dice algo sobre el ‘caso Mediador'.
La realidad es que la trama del ‘caso Mediador' apesta: empresarios pagando por que les faciliten contratos, un general de la Guardia Civil, un diputado socialista y puede que algunos más, restaurantes y hoteles de lujo, prostitutas... En fin, una trama que tiene todos los ingredientes de un escándalo imparable. Pero vuelvo a Patxi López y pienso en lo difícil que debe de ser defender lo indefendible y, de paso, ponerse ‘gallito' medio amenazando a los periodistas que le hacen preguntas incómodas o que ponen el dedo en la llaga sobre este asunto que huele a podrido del principio al fin.
Con el estallido del ‘caso Mediador', al PSOE le va a resultar difícil dar lecciones de moral a nadie. Porque no van a resolver el problema si no asumen que su excompañero y exdiputado Juan Bernardo Fuentes Carbelo les ha hecho un siete en toda la línea de flotación, y eso les tiene que llevar a hacer limpieza general en sus filas.
Y todo esto en vísperas electorales por más que los medios de comunicación afines al Gobierno intenten minimizar el escándalo.
La verdad es que escuchar a Patxi López airado porque le preguntan por el ‘caso Mediador' solo hace aumentar la sensación de que este escándalo va para largo. Siempre he pensado en lo difícil que tiene que ser acatar la disciplina de partido pasando por defender lo que no tiene defensa como es un caso de corrupción, en vez de aceptar la realidad, pedir disculpas, depurar con rapidez responsabilidades y huir de la tentación de matar al mensajero. Porque eso es lo que parece pretender Patxi López, tapar la boca a quienes han destapado el caso. Pero llega tarde, el mensaje ya ha sido recibido y ya no hay manera de que puedan taparlo.