Hoy lunes es el Día de la Educación Financiera. Con este motivo, muchas instituciones proponen diversas actividades destinadas a que jóvenes, mayores y personas con poco o ningún acceso a la información financiera básica, la del día a día, para que aprendan a realizar desde las operaciones más sencillas a las que permiten evitar ataques a la seguridad de sus dispositivos y por tanto a sus cuentas bancarias. Siempre me ha parecido una iniciativa loable, pero ahora más que nunca. Y no sólo lo que entendemos por educación en finanzas, sino que se debería extender a la economía básica. A pesar de que todo el mundo habla de la inflación, del precio de la luz, los impuestos o los tipos de interés no siempre saben cómo les afecta ni tampoco a la marcha de la economía del país que se tomen unas decisiones u otras.
Una iniciativa muy interesante es la que patrocina el Instituto Santa Lucía, que ha lanzado el primer metaverso para acercar la educación financiera a los jóvenes. Se trata de una inmersión en el mundo virtual que responde a dudas sobre ahorro, bolsa o pensiones. A través de una guía y un documental se explican los conceptos más básicos para acercar y educar en finanzas. Los españoles, al contrario de lo que dice la ministra de Justicia, Pilar Llop, no van en el metro y en el autobús hablando de la renovación del CGPJ.
Los ciudadanos hablan en cualquier lugar de lo que va a subir su hipoteca referenciada al euríbor, del precio del gas, de lo que gasta el Gobierno, de lo que recauda gracias a la inflación, de los excesivos impuestos, de que sus ahorros han mermado considerablemente, de cuál será su pensión, si la cobrarán o no, y sobre todo de lo que va a pasar con su empleo si las empresas no tienen futuro. Es triste que la confrontación política dificulte la pedagogía que la situación requiere. Sería elemental que el Gobierno nos dijera la verdad para que podamos tomar decisiones y abordar de la forma más correcta posible los problemas que ahogan a empresas y hogares, jubilados y autónomos.