Hay millares de sesgos, económicos, políticos, culturales, de género, tecnológicos, estadísticos, cognitivos, etc., porque esta palabra, una de las favoritas de sociólogos y psicólogos, se refiere a la dirección (más bien desviación) que cogen todos los asuntos tan pronto empiezas a examinarlos. Y asuntos los hay a millares. Por otra parte, la RAE asegura que sesgado quiere decir torcido, oblicuo, desviado, tendencioso. También dice que cariz es el aspecto de un asunto, por lo que la frase hecha (la acabo de hacer) «El cariz de los sesgos no presagiaba nada bueno», gramaticalmente impecable, sirve hoy en día para casi todo. El sesgo mediático, por ejemplo, que asociado con el sesgo digital genera una realidad cada vez más oblicua y fantasmal; hasta las noticas salen todas sesgadas. Si una información todavía no se ha desviado, pero tiene el sesgo (siempre lo tiene), se desviará. Lo que da lugar a grandes trifulcas teóricas, o políticas: sesgos en pugna con otros sesgos de sentido contrario. Antes se llamaban prejuicios, una maraña de simplezas que inclinaban todos los juicios hacia un lado, siempre el mismo; ahora la mayoría de sesgos son automatismos.
Se activan automáticamente (el famoso sesgo cognitivo, que siempre interpreta erróneamente los hechos y tuerce la torcedura), y luego ya no hay forma de detener la deriva mental hacia el disparate. Habría que desconectar el piloto automático, y no es nada fácil. Además, los sesgos son muy contagiosos (sobre todo si son digitales, mediáticos o estadísticos), porque la gente siempre está necesitada de fortalecer su identidad, sea nacional, ideológica, futbolística o de género, y cualquier identidad, mira por dónde, es cuestión de sesgos. De torcerse hacia aquí o torcerse hacia allá. Somos nuestros sesgos, por fin se entiende qué es eso del alma humana. Normal que el sesgo del mundo sea ya tan preocupante, de puro sesgado. Quizá todo esto les parezca un poco vago, un poco inconcreto. Lo es, pero si concreto y pongo un sólo ejemplo, exhibiría automáticamente mi sesgo. ¿Y no está sesgado este comentario sobre sesgos? Desde luego. Todo se nos tuerce, todo se desvía, todo se jode Nada sale nunca como debería salir.