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La etiqueta

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Amucha gente le saca de quicio que la etiqueten, porque saben que si te etiquetan estás jodido, sea cual sea la etiqueta que te cuelguen de una oreja. O del dedo godo del pie. Los problemas de etiquetado son un clásico de la literatura, y tanto escritores como críticos, si bien se pasan el día poniendo etiquetas a todo, están siempre en contra del hábito comercial de etiquetar. A los cineastas, directores, actores y actrices, les irrita ser etiquetados de esto o de lo otro (cómicos, de reparto, sex symbols, dramáticos, etc.), ya que eso les encasilla, y una vez encasillados, sin bien por una parte trabajan más, por otra pierden papeles a chorros. De ahí que se arranquen las etiquetas a puñados, y hasta que un comediante no logra protagonizar una tragedia, o una sex symbol consigue afearse, no se quedan contentos. Lo mismo les ocurre a los políticos, que también son gente del espectáculo, y a los partidos, que huyen de ser etiquetados por idéntica razón. Cualquier etiqueta ideológica, aunque la aplaudan sus fieles, por fuerza les hará perder votos. De ahí las dos grandes tendencias actuales del etiquetado. Exhibir etiquetas o esconderlas, a menudo al mismo tiempo. Como ocurre con las camisetitas, que suelen llevar una etiqueta enorme, exhibicionista, cosida a la costura por la parte de dentro, a fin de que no se vea pero se note muchísimo, por el irritante roce sobre la piel. Ah, los problemas del etiquetado. Hasta etiquetas de género hay. Las mías son cis (cisgenero) y patriarcal (heteropatriarcal). Puede que algunas más. Misógino espero que no, ya que nada tengo contra las mujeres. Son un género excelente, de los mejores. El caso es que todo el mundo etiqueta al primer vistazo, etiquetamos a mansalva, y aunque en general me importan un bledo todas las etiquetas, me traen sin cuidado, lo de las camisetas no lo soporto. No hay manera de cortar la etiqueta, por más que apures y te esmeres, siempre raspa. Qué etiquetas más cabronas. Así que todas mis camisetitas tienen un agujero de tres o cuatro centímetros en el costado izquierdo, única forma de extirpar la jodida etiqueta. En serio, me da igual que me etiqueten, pero dejen en paz las camisetas. Por favor.

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