Cuando se oyen tambores de Economía de Guerra, inmediatamente, a los más viejos les entra un sudor frío y les entran por el cuerpo los temores de la economía de guerra que sufrieron de niños tras la posguerra española ,esto es: cartillas de racionamiento, una inflación galopante donde comprar una barra de pan alcanzaba el precio de un salario mínimo, en lugar de café se bebía achicoria, escasez de tabaco, aceite, harina, carne y la prostitución de las jóvenes ante los ricos terratenientes. Falta de ropa y calzado, largas colas de avituallamiento, falta de medicinas, etc....vamos, una economía de supervivencia llevada a límites extremos junto a represalias del bando ganador en el conflicto para con los perdedores.
Ahora la economía de guerra, si viene, será diferente, pues vivimos en una globalización en la que, mal de muchos ,será consuelo de tontos. Antes de que esta economía derivada del conflicto mundial arribe a España, iremos viendo cómo van cayendo en esas estrecheces otras naciones como Alemania, Polonia, Austria, Finlandia, Noruega, Francia, etc.
España aún no dependerá tanto del gas aunque los precios de los combustibles aumenten de forma exagerada, haciendo que los precios de distribución de alimentos y demás necesidades, alcancen cotas exageradas, rozando incluso la avaricia sin sentido de las grandes corporaciones. España tendrá que gastar una ingente cantidad del presupuesto del Estado en armamento y cederá partes de su territorio como bases para el mantenimiento y repostaje de buques de guerra o aeropuertos militares, eso sin contar con zonas reservadas como lanzaderas de misiles en un futuro más bien próximo.
Rusia es una nación gigantesca en cuanto a tamaño y población, sobradamente preparada militarmente, y con varias sorpresas nucleares que, quiera Dios , jamás tengamos que conocer ni sufrir. Pero Rusia, jamás en toda su historia, ha podido ser vencida y, mucho menos, invadida completamente. Los rusos están acostumbrados al espíritu de sacrificio y carencia de lujos innecesarios, completamente diferente a la desgana e indolencia de nuestros jóvenes, acostumbrados a que sea papá quién les saque las castañas del fuego y cuyo único sacrificio consiste en estar un día sin jugar con la Play o sin cenar una pizza porque se les ha caído al suelo.
Cuando estuve en Moscú y Leningrado ( San Petersburgo) durante la perestroika, vi a niños de cinco años a las seis de la mañana acudir a pie bajo tormentas de nieve y hielo a la escuela. Aquí los niños dejan de ir al cole si llueve un poco, no sea cojan una pulmonía.
Todo apunta a que vamos de cabeza a esa economía de guerra que veremos cómo gestionará el gobierno, sea el de Sánchez o el de Feijoo. Pero entre los daños colaterales de la guerra de Ucrania y la Pandemia o pandemias futuras que nos irán viniendo, como la del Mono o la Marbourg ,la economía de guerra la padecerán todos los españoles. Para los creyentes en un Ser superior, quizá les reconforte algo la famosa frase de: «Dios siempre da las peores batallas, a sus mejores soldados». Pero aquí no se trata ya de batallas, se trata de ser simples peones, simple carne de cañón para los planes quinquenales de los poderosos que destruyen imperios para mantener el que más les interesa. Eliminar población superflua, la «masa sucia» como llaman ellos desde el Instituto Tavistock, porque somos un exceso de habitantes en el planeta Tierra para unos recursos naturales limitados, como son el agua y el oxígeno que respiramos. Y para ganar una guerra, como dijo cierto general famoso, se necesitan solo tres cosas...dinero, dinero, y más dinero. ¿Y qué mejor forma de ganar dinero hay ? La venta mil billonaria de armas, la destrucción de ciudades enteras para luego reconstruir, apropiarse de los recursos naturales y minerales de las naciones conquistadas- ¿Y qué mejor filón de petróleo, gas, uranio, oro, etc que Rusia?-. Manipulación de las masas fácilmente gobernables tras estar agotadas tras largos años de guerra y necesidad de paz, aunque sea la paz a cambio de la esclavitud en todos los sentidos, moral, filosóficamente, y estómagos agradecidos a cambio de sueldos de miseria., etc... este es un tema para debatir sin prisas y no a través de un artículo limitado en el espacio, pero al menos intento abrir los ojos a todos aquellos que intentan entender lo que está pasando delante mismo de nuestras narices sin apenas poder evitarlo.
Porque, no se equivoquen, a EEUU le importa un carajo Ucrania, al igual no le importa nada la guerra tribal en Afganistán o Yemen. Son guerras creadas para montar el gran negocio de la guerra, que eso sí es economía.... Necesitan eliminar al personaje incómodo de Putin porque es el único estadista, junto al líder chino, que no les ríen las gracias al imperio norteamericano. Es la piedra en el zapato, o bota, del capitalismo salvaje. Vendrá un nuevo Orden Mundial, desaparecerá la moneda y los billetes y todo se comprará y venderá de forma digital, seguirá el negocio de la droga pues sin el beneficio mundial que otorga esa economía de muerte blanca o polvo marrón, la bolsa de Wall Street se vendría abajo de la noche a la mañana. Un mundo globalizado donde desaparecerán las singularidades históricas de cada pueblo, en detrimento de las lenguas, costumbres y modos de vivir. Un poco como el experimento que se hizo con Grecia hace unos años, en los que los señores de negro de Bruselas decían a los griegos que, eso de vivir en la calle, trabajar poco y gastar por encima de sus posibilidades ,era más o menos que un crimen irresponsable. Y no hubo perdón con la nación cuna de la Democracia.
Adiós a las religiones como lastre del pasado. Para ello contarán con la manipulación de los medios de prensa y Hollywood. La Iglesia será un germen de pederastas y, por ello, será arrinconada a ser usada solo para contener la ira de los países pobres, germen de las vocaciones religiosas, porque en las sociedades ricas nadie querrá tomar los hábitos. De ahí los últimos serán los primeros o de los pobres de espíritu será el reino de los Cielos.
Economía de Guerra... qué risa. Nos meten miedo y nos presentan un mundo en zozobra. Para las nimiedades hay cientos de manifestaciones...que si orgullo gay, que no a la violencia de género, que basta ya de okupas, que si la ultraderecha, que si los perroflautas...y suma y sigue, pero ni un solo levantamiento contra quienes nos utilizan y nos matan con guerras donde todos somos víctimas. Sí, más pronto que tarde padeceremos la famosa Economía de Guerra. Apunten el día que avisé de ello. ¿Aún estamos a tiempo de parar esto? No, quizás mañana, mañana, mañana...