La semana pasada se ponía fin a dos años a la obligación de llevar mascarilla, un hecho que supone una victoria sobre la peor pandemia que ha sufrido la humanidad en los últimos tiempos. Ha sido un éxito colectivo que unió a todo el mundo para vencer un virus que nos traumatizó durante dos años. Pero la celebración de la semana pasada pasó inadvertido, ya que el mundo salió de una batalla y sin tomar respiro se metió en otras.
Guerra en Ucrania. Rusia intimida nuestra convivencia, creando desequilibrios y amenazando con una Tercera Guerra Mundial. La invasión de Ucrania pone a prueba la solidez del proyecto europeo y la viabilidad de la OTAN, por ende, examina la orientación de la nueva Administración de EEUU. La situación en el este de Europa afecta directamente en los precios de la energía de nuestros hogares, los suministros de materia prima y pone el foco en la solidaridad internacional. Ahora toca pensar en la otra cara de la globalización.
Mediterráneo. La normalización de las relaciones entre España y Marruecos entraron en una nueva fase, después de las reuniones de alto nivel entre el presidente del Gobierno español y el rey de Marruecos. Llega el turno esta semana a los ministros de Exteriores e Interior para reactivar la agenda migratoria, la apertura de fronteras y la colaboración en materia de seguridad. Es la otra cara de la moneda, a pesar de la insistencia durante años de su no implicación en el tema del Sáhara. Y no ha dudado en mostrar su enfado retirando su embajador en Madrid. Pese a ello, debido a la situación económica interna del país y las presiones externas por la guerra, no podrá jugar la carta de «presión con el gas».
Fin de la guerra fría en Oriente Medio. Durante cuarenta años, las dos potencias Arabia Saudí e Irán han condicionado la geopolítica de la zona sobre las disputas en el terreno religioso entre suníes y chiíes. A nivel político, lo han hecho apoyando a grupos rivales en los conflictos de Yemen, Líbano y Siria. Toda esta lucha parece que está llegando a su fin. La buena noticia es que las últimas semanas hubo reuniones de alto nivel entre los dos países históricamente enemigos para empezar a dibujar un nuevo camino en sus relaciones. Este cambio de paradigma sólo se explica por el desinterés que ha mostrado la nueva Administración de Biden por la zona y por el nuevo orden mundial cambiante.
Libertad de trols. El consejo de administración de Twitter ha decidido esta semana vender la compañía a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, pero también es el rey de los trols. Como todos los trols, ofende a diestro y siniestro simplemente para llamar la atención del mundo. El troleo es su modelo de negocio por lo que hace que su compra de Twitter es considerada un peligro. Un estudio de tecnología de Massachusetts confirma que las historias falsas en Twitter tienen en el 70 % de probabilidad de ser retuiteadas.
La crisis climática, el apartheid vacunal, la falta de solidaridad internacional con los refugiados no blancos... conforman la otra cara de la globalización. Los cambios que vivimos estos días desde San Francisco hasta La Meca, desde Kiev hasta Rabat, demuestran que estamos viviendo una nueva era de la globalización. ¿Será el comienzo de la desglobalización?