La valla que cierra la obra estaba entreabierta aquel día y por eso se fijó en que habían construido una escalera; bueno, el esqueleto de lo que parecía iba a ser una escalera. De momento, era sólo el armazón metálico de barandas y escalones que –supuso– serían recubiertos más tarde con yeso o material similar. Aquella escalera, o proyecto de escalera, estaba justo donde la había visto en sueños; incluso antes de que empezara la obra por la que pasaba un par de veces cada día. Nunca había existido en ese punto una escalera así comunicando la plaza con las calles altas. Es cierto que, antes de que la derribaran en los primeros días de la obra, hubo una más pequeña en uno de los laterales. Pero esa nueva que había advertido a través de la valla entreabierta era idéntica a la que formaba parte de su sueño. No es que fuera uno muy recurrente, de esos que te llevan a buscar el significado en libros antiguos sobre psicoanálisis o en la wikipedia, ni siquiera era el elemento central del mismo.
La escalera, en el sueño, servía para lo que se supone sirve una escalera: para subir y bajar. Aunque, en la vida real, nunca hubiera existido en ese espacio donde la habían construido. Por eso le sorprendió tanto verla aquel día en que la puerta de la obra quedó entreabierta. Debió ser entonces cuando se preguntó si habría otros asuntos cotidianos difíciles de entender que tuvieran alguna explicación oculta. Empezó a contar cada día las horas que quedaban para dedicarse a buscar claves en los sueños.
Hay mucha gente que tiene explicaciones para todo, que es capaz de dar respuesta a cualquier asunto que ocurre. Por eso, y pese a la urgencia de otras cuestiones, eligió indagar en pequeñas cuestiones aparentemente intrascendentes pero igual de difíciles de explicar. Como aquella escalera y su significado. Claro que –muy posiblemente– ese asunto no interesara a nadie con la que estaba cayendo.