Siento una gran angustia por las familias de Edson Pinto, Javier Romero, ambos de veintidós años, residentes en Capdepera, así como los familiares de Jesús Carrillo de veinticinco años, residente en Artà. No quedan palabras, solo lágrimas y desconsuelo sin parar, ante el dramático accidente de automóvil acaecido el pasado domingo a las ocho de la mañana, en la carretera de Artà a Can Picafort. Eran tres chicos contentos y felices, después de regresar de una fiesta. Pero quizá estuvieran cansados, y somnolientos, pisando el acelerador para llegar a casa y poder dormir. Y, pudiera ser que el conductor diera un cabezazo, tan sólo sin darse cuenta: un instante, un segundo, fue suficiente como para salirse de la carretera, en plena curva, rompiendo el guardarraíl y precipitándose por un terraplén, de bastante pendiente, yendo a estrellarse contra un árbol.
El coche quedó destrozado, tal si lo hubieran escurrido como un trapo, de tantas volteretas dadas, y desgraciadamente, los chicos dentro, aprisionados por los metales del coche, que tan imponente fue el golpe que hasta el motor salió disparado a unos metros del vehículo. Al lugar llegaron bomberos, policías y guardias civiles de los pueblos vecinos, además de una enorme grúa que levantó lo que quedaba del coche. Los médicos que allí estuvieron, únicamente pudieron certificar la muerte de aquellos muchachos encantados de la vida, que tropezaron con un árbol en mitad del campo.
El pasado jueves, Ultima Hora, en portada y letras de molde, informaba que los siniestros en la vía de cintura se han reducido un 39 %, debido a la limitación de velocidad. Un comentario de satisfacción para quienes siguen vivos, siendo solo cuatro fallecidos en la misma calzada. Con todo, aun siendo menos los fallecidos en la vía de cintura, para quienes perdieron un familiar es una tragedia y desdicha. Quienes perdieron un ser querido no se alegran de ver minimizado los fallecimientos. Para esas familias el llanto y sufrimiento no desaparece de inmediato. Si hubieran llegado a casa, ahora estarían preparando la Navidad que celebrarían por todo lo alto, junto a sus chicas y familiares. Si el que conduce está algo bebido, para el coche y duerme, hasta recobrar la cordura. Sois demasiado jóvenes para terminar la vida que os quedaba por delante. No sé qué hacer para que respeten los discos de tráfico. Chicos vuestros padres nunca lo olvidarán, nunca.