Acabo de ver con estupor que uno de los patrones mayores de la cofradía de pescadores de Catalunya vaticinaba que en estas Navidades la gamba grande iba a estar por encima de los 250 € por quilo y que a pesar del precio astronómico no cubrirá toda la demanda. La pregunta subsiguiente es ¿Quiénes son los privilegiados que pueden pagar estos precios? Existe un mundo paralelo al de los pobres mortales que suficiente tenemos con hacer frente a la hipoteca, a la factura de la luz y al incremento de precio de los productos básicos, un mundo paralelo de lujo y ostentación. Veo también que las mayores aportaciones al banco de alimentos y a otras iniciativas solidarias proviene en su mayor parte de esta clase media cada vez más baja y pienso en la frase tan mallorquina: «es donar fa tornar pobres». Podría ser, pero también te hace humano. Y además no corres el riesgo que se te indigesten las gambas.
Las gambas y la felicidad
Sebastià Bennassar | Palma |