Alguien dijo que había que sentir profundo pero pensar rápido, que había que cuidar más los finales que los principios y que las personas que enarbolan la frase de que la gente no cambia, son las que en verdad terminan realizando un drástico cambio en su proceder convirtiéndose en el ser que antaño criticaban. Se habla tanto sin saber, se destruye intencionadamente para después, con el tiempo, pagar la factura de todo aquello que un día se menospreció. Sí, lo fácil es copiar y repetir patrones escritos, lo difícil es llegar a escribir a conciencia un nuevo folio que muestre un camino distinto al recorrido.
Nada hay más gratificante que embarcarse en solitario, lejos de oídos ajenos, para emprender el viaje que a cada uno le corresponde. Atravesar el desierto oscuro bajo una noche estrellada soportando el frío gélido que el día transforma en infierno. Perderse para encontrarte frente un gran espejo que te corte el paso y te muestre el camino recorrido tras tu espalda. Una mezcla de fascinación y nostalgia se apodera de ti en ese momento que se perfila eterno en el tiempo. A raíz de ello se sufre una transformación interior que da como resultado nuestra mejor versión, aquella en la que nadie creyó y solo unos pocos afortunados tuvieron la suerte de descubrir.
De pronto eres consciente de que solo tú tienes el pincel y las acuarelas que pueden transformar esa imagen, descubres que solo uno tiene en su poder el cincel que podrá perfeccionar la obra de arte que le acompañará el resto de su vida porque solo uno tiene la capacidad de reinventarse y de empezar de nuevo, por ello, nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto, es cuando tiene que ser.
Nunca es demasiado tarde para todos aquellos que tienen un corazón que late con fuerza, para todos aquellos que se acuestan con la pena del recuerdo pero se levantan con la ilusión del nuevo día, porque ellos son los seres que mueven y transforman en mundo, porque son los que dan valor a un día gris mostrándolo lleno de magia y posibilidades, porque son los que saben que nada es eterno y sin embargo son capaces de eternizar un momento para convertirlo en referente cuando uno se halle perdido, triste o nostálgico. Es cuando tiene que ser y es cuando uno quiere que sea y a mí me encanta pensar que siempre es posible todo, absolutamente todo, tal vez porque creo en la posibilidad y en mi calendario no existe la palabra imposible.