A Camilo José Cela le preguntaron una vez qué libro estaba leyendo últimamente, a lo que él respondió: «Yo ya no leo autores noveles, ya he leído bastante en mi vida como para hacerlo ahora». Yo también he leído mucho desde que a los tres años aprendí a leer, pero de vez en cuando me topo con una sorpresa literaria, una de esas raras joyas en la que descubres autores que uno no conocía aunque fueran premios Nobel. Y el otro día, gracias a Basilio Baltasar, intelectual de gusto exquisito y desde siempre con fino olfato para el talento, recibí un pequeño libro editado por Carnets de Formentor (Biblioteca Bohemia) acerca de unos autores como el propio Basilio Baltasar, Félix de Azúa, Andrés Ibáñez, Eduardo Lago, Alberto Manguel, o Gonzalo Torné, que me descubrían al genio sudafricano Coetzee. Variaciones es el título de esta joya literaria que nos acerca a los personajes recurrentes de Coetzee en sus obras. Porque este autor ha renovado los modos narrativos como hasta ahora nadie había logrado. En la descripción de sus singulares personajes, los silencios poseen la misma fuerza narrativa que sus descripciones literarias. Resignación, desamparo, emociones adictivas, y el devenir de los destinos aferrados a oscuros compartimentos estancos del alma, hacen de la obra de Coetzee una singular sucesión de vivencias llevadas al límite como a buen seguro debe ser la misma existencia de este escritor laureado con el premio Nobel.
Este libro titulado Variaciones, aborda la vida de estos personajes como subterfugio de la voluntad que los anima. Es por ello que nos reconocemos en los personajes de J. M. Coetzee como el coronel Hill, a quien sólo le mueve el poder infligir el mayor daño posible a otro ser humano, a David Lurie, un ser autodestructivo, o a Susan Barrón o Elisabeth Costello, angustiada por la crueldad que sufren los animales entre otros.
La labor editorial de la fundación Formentor es una oportunidad para adentrarse en la literatura necesaria, tan alejada de los libros de Autoayuda los Best Sellers y demás bazofia pseudoliteraria.
Entendamos a Coetzee gracias a la esforzada labor de los autores que han producido este libro de profunda lectura.