Cómo podemos calificar el hecho de desembalsar agua de pantanos privatizados para producir electricidad barata y cobrarla cara, a precio de gas natural, aumentando así los beneficios del sector eléctrico a costa de las reservas de agua? ¿Cómo podemos calificar que mientras las eléctricas insisten en subir de manera escandalosa el precio de la energía, el gobierno insista en que las ganancias de un sector estratégico privatizado no se tocan y a lo único que está dispuesto es a rebajar la parte impositiva del recibo, limitando los recursos de las arcas públicas? Echar una ojeada a la lista de cargos políticos a sueldo de las eléctricas ayuda a entender.
Las consecuencias para todos nosotros son importantes. No se trata solo de asimilar la pobreza energética como un estado natural, de acostumbrarnos a poner lavadoras a las 12 de la noche, a planchar y hornear el fin de semana, a renunciar al aire acondicionado en plena ola de calor o a la calefacción en invierno. Entre las consecuencias más graves está la inflación que va a generar en todos los sectores de actividad económica, porque todos dependen de la energía para funcionar y el incremento del gasto se repercuta sobre el precio final del producto o del servicio que pagará el consumidor.
Si muchos pagamos para que unos cuantos se embolsen grandes beneficios con la protección del gobierno de turno, como afectados por la privatización de un sector estratégico ¿tenemos algo que decidir? ¿En qué consiste la democracia?