No confío demasiado en las predicciones de futuro, pero ahora dicen que los talleres de automóviles desaparecerán. Al parecer, los coches eléctricos tienen motores fáciles de reemplazar, cosa que harán rápidamente los concesionarios. También desaparecerán los surtidores de gasolina. Habrá dispensadores de electricidad por todas partes. Por lo visto se trata del futuro de las desapariciones, puesto que también desaparecerán las industrias del carbón y petróleo.
Las casas producirán electricidad durante el día y venderán el sobrante a la red. Y ahora una afirmación desconcertante: en el futuro no habrá coches personales. Llamaremos a un automóvil, aparecerá en nuestra ubicación y nos llevará a nuestro destino. Ya no necesitaremos carnet de conducir, ni tendremos problemas a la hora de aparcar. Las ciudades cambiarán: sin automóviles, los viejos aparcamientos se convertirán en parques públicos. Habrá muy pocos accidentes automovilísticos y se salvarán muchas vidas. Las compañías de seguros tendrán muchos problemas por falta de negocio. Las ciudades serán menos ruidosas, más limpias y además, la gente podrá trabajar a distancia incluso mientras viaje. Ahora, una afirmación que me llena de alegría: «La electricidad será increíblemente barata y limpia».
Se trata de un futuro muy halagüeño. Más cambios: con una aplicación telefónica podremos detectar casi todas las enfermedades. Tendremos el médico en casa y a lo mejor casi podremos cumplir el viejo sueño de ser inmortales. Los ‘jovencitos' de sesenta, setenta y ochenta años permaneceremos en la adolescencia, jubiladísimos, lejos de las tristes oficinas, trabajando en lo que nos guste, si es que nos gusta.
Una cosa que olvida esta predicción es que no habrá libros de papel, todos los libros serán electrónicos y por fin el saber no ocupará ‘realmente' lugar. Las editoriales tradicionales desaparecerán. Los autores autopublicarán, ‘todos', sus obras y el tiempo se encargará, como siempre, de determinar los elegidos para la gloria. Lo malo es que algo puede fallar; basta con que aparezca otra epidemia tipo COVID-19 y dé al traste con todo.