Algo importante está fallando en nuestro sistema judicial. Además, se trata de un hecho que daña a muchas personas y a sus familias y ya va siendo hora de que se le encuentre una solución. No me refiero a que tengamos unas leyes que permiten que se desahucie a quien no puede pagar y no se eche a los okupas de las casas que no les pertenecen –es el progresismo, dicen–. Tampoco me refiero a los ‘Nodos' que nos mete la portavoz del PSOE-Podemos cuando habla sonriendo de cosas demasiado serias. Ni a un gobierno que primero decreta y después llama a la cogobernanza.
Ni a su falta de reacción ante la subida de la electricidad que nos dijeron que no permitirían, ni a su falta de compromiso real –no de fotos anzuelos y sonrisas para bobos– con las Islas. Ni a un Sánchez que cuando hay problemas desaparece y solo sale para apuntarse lo bonito… que él no ha conseguido. Tanta prepotencia, mentira, injusticia y contradicción me huelen más a fascismo rancio que a progresismo, pero hoy quiero hablar de la imputación. Y es que no estoy de acuerdo con que los medios de comunicación sean informados de si alguien ha sido imputado. Creo que eso tendría que ser mantenido en secreto ya que, en cierta manera, cuando se hace pública una imputación, esa persona, automáticamente, sufre una dura e injusta condena social que jamás será olvidada por nadie. No lo será ni aun cuando luego, esos imputados, en el juicio por su causa, sean declarados inocentes. Pero lo peor es que al desastre de ese juicio social injusto paralelo no lo viven solo aquellos que han sido imputados sino que también lo sufren sus familias.
La Justicia no debería olvidar que los seres humanos somos así de mezquinos, que necesitamos tener víctimas, personas que lo pasen mal, que estén peor que nosotros. Ya sé que existe, oficialmente, lo de la presunción de inocencia, pero ésta, dejemos de ser ingenuos, solo funciona en los papeles. La mente humana solo es una pizarra limpia y en blanco durante el primer año de vida. Luego todo se vuelve más complejo y turbio, más rebuscado, menos inocente. La Justicia tendría que evitar que su funcionamiento cayese en la injusticia de dañar a los que son, de momento, simples imputados.