Los datos son estremecedores y, sin embargo, para muchos pasan desapercibidos. Las tentativas de suicidio aumentan un 30 % entre jóvenes y adolescentes y la edad cada vez baja más, hasta el punto de situarse entre los 7 y 8 años. Los expertos achacan a la pandemia esta situación, pero, sinceramente, no es fácil entender el sufrimiento y el dolor que puede llevar a un niño o a un joven a intentar quitarse la vida, a sentir que la muerte es su única salida y a hacerlo en una etapa que debiera ser una de las más felices de su vida y en la que se concentran los recuerdos más hermosos cuando se echa la vista atrás.
Creo que ha llegado el momento de tomarse el tema mucho más en serio, de adoptar medidas y de dotar de recursos a las unidades de Salud Mental para que puedan realizar su trabajo. Es inadmisible e intolerable que, desde el Govern, la Conselleria de Salut y todos los organismos implicados, no se actúe de forma urgente y se busquen soluciones.
No es momento de mirar hacia otro lado, porque la vida de muchas personas está en juego.