Qué lástima el paso de Juan Pablo Yllanes por la vida política. Tengo que decir que, tras el experimento fallido de Baltasar Garzón en política, nunca he creído que un juez sea la mejor persona para ocupar un puesto político. Ni jueces ni periodistas deberían dedicarse a la política porque cuando todo acaba nada es igual. Ni sus sentencias ni sus informaciones tienen el mismo valor. Pero cuando Yllanes deje la política en dos años, lamentablemente solo podrá decir que durante su gestión ha habido más desahucios y la luz ha disparado el precio.
Cuando este último martes Yllanes decía en el Parlament que «en el PP son una panda de corruptos» alguien en Balears se apuntaba a la lista del paro, alguna familia era desahuciada y seguramente la factura de la luz se iba disparando en todos los domicilios de las Islas, a pesar de planchar y poner la lavadora por la noche.
Hace unos días hice una prueba piloto con un grupo de amigos. Ninguno de ellos supo decirme que Yllanes era vicepresidente del Govern y, por lo tanto, la pregunta sobre qué ha hecho durante estos últimos dos años no tenía ningún sentido. Alguno de mis amigos leyó algo sobre la contratación de casi 20.000 personas en Baleares para instalar placas solares, el gran plan de Yllanes para compensar la falta de turistas, pero poco más.
La verdad es que el paso de Yllanes, como el de Garzón, ha sido muy pobre para la política balear. Cuando Yllanes hablaba de los corruptos del PP, muy acalorado él, la presidenta del Govern asentía, igual que Silvia Cano , pero olvidaban que el próximo juicio político previsto en Balears será el del ‘caso Multimedia', donde varios militantes del PSOE han sido acusados de manipular contratos y encargar estudios que no tenían ninguna utilidad. Espero que mis queridos informadores parlamentarios pregunten algún día a Armengol , si hay tiempo, qué piensa sobre el ‘caso Multimedia'. Y si consiguen conocer la opinión de Antich , ya será motivo suficiente para dar el premio Pulitzer.
Pero el protagonista de este artículo, y de la semana política, es el ex juez Yllanes. No sé si el dirigente de Podemos ha analizado la actual situación política, pero si quiere saber lo que ocurre, le diré que el número de desahucios se ha disparado en España. En el último trimestre ha aumentado un 17 por ciento y eso que los compañeros de partido de Yllanes nos garantizaron que no habría más desahucios y mucho menos en las actuales circunstancias. La electricidad, por si Yllanes no está al corriente, ha aumentado más de un 40 por ciento en las últimas semanas. Por mucho que no se publiquen tuits de denuncia, la factura sigue subiendo. Hace pocos meses que los dirigentes de Podemos, y también Armengol, se rebelaban desde las redes sociales con Rajoy por un incremento del 4 por ciento y ahora se ha multiplicado por diez. No ha habido tuits de indignación, claro, pero la factura llegará igual. No sé si Yllanes ha pensado que en algún momento deberá regresar a la judicatura, posiblemente dentro de dos años, pero quizás deberíamos recordarle que dejará una comunidad autónoma mucho peor que como la encontró y nunca más sus sentencias tendrán el mismo valor. Porque a un juez solo se le puede exigir que sea justo e imparcial. E Yllanes ya ha dejado muy claro que de imparcial no tiene nada. Ni ahora ni seguramente cuando era juez. Lamentablemente, tampoco pasará a la historia como vicepresidente del Govern, pero sus sentencias, si afectan a cargos políticos, siempre estarán bajo sospecha.