La bancada del PP en el Parlament -y también los supervivientes del volcánico Vox- festejaron a lo grande la aprobación de los Presupuestos de la Comunitat. La euforia de Prohens resultó contagiosa para el resto del Ejecutivo, que entre abrazos y aplausos dejó atrás seis largos meses de viaje en una montaña rusa. Las idas y venidas de la formación de Abascal, socio estratégico para el Govern, han marcado gran parte de la actualidad política del último medio año.
Del bloqueo al acuerdo
Pero este miércoles todo quedó atrás. Incluso la niña de El Exorcista a la que aludió Manuela Cañadas, que a mediados de marzo amenazaba a Prohens con un bloqueo que hubiera podido desembocar en elecciones anticipadas. No cabe duda que Vox ha exprimido sus votos (ha incorporado hasta 33 enmiendas) y ha logrado redirigir la política del Govern, pero resultaría absurdo negar que estos Presupuestos no representan un triunfo para Prohens. La satisfacción de la presidenta está más que justificada.
El momento de Prohens
Superado el ecuador de la legislatura, el Govern tiene motivos para sentirse aliviado. Su dependencia de Vox se ha relativizado y tiene ante si una excelente oportunidad para volver a marcar perfil propio. Casi con toda seguridad, no se aprobarán más presupuestos, entre otras cosas, porque el nivel de exigencia de la ultraderecha es difícilmente asumible para Prohens, que ha padecido un desgaste importante en asuntos históricamente sensibles. Aunque en muchas ocasiones da la sensación que a Vox le gustan más los titulares que el alcance real de sus propuestas, es probable que su nivel de influencia sobre el Ejecutivo pierda potencia. Marga Prohens sabe que ahora es su momento y que necesita soltar lastre. Y eso implica desmarcarse de la formación de Abascal. Con los Presupuestos bajo el brazo puede hacerlo.
Presume mucho Prohens de "sus" presupuestos. Le encanta el protagonismo, como cuando le regalan zapatitos a una niña.