Resulta especialmente cruel que en la conmemoración del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, haya trascendido la detención de la expareja de una menor de 15 años fallecida en Orihuela tras sufrir varias heridas en el cuello provocadas por un arma blanca. El suceso tuvo lugar durante la noche del domingo en Orihuela Costa. La niña fue trasladada al hospital de Torrevieja con heridas de arma blanca y allí, lamentablemente, murió. Su presunto asesino tiene 17 años de edad.
La violencia machista.
El episodio fechado en Alicante evidencia que la violencia machista ni descansa ni está cerca de erradicarse, de ahí que resulte imprescindible seguir recordando año tras año el asesinato en la República Dominicana de las hermanas Mirabal, tres opositoras al régimen de Rafael Leónidas Trujillo. Su muerte generó un sinfín de protestas en el país y las convirtió en un símbolo latinoamericano en la lucha contra la violencia de género. Desde principios de los ochenta, aunque de forma oficiosa –no fue hasta el año 2000 cuando la ONU oficializó el 25-N–, el color morado recorre las calles de casi todo el mundo con el objetivo de acabar con esta lacra, pero todo parece insuficiente.
Algunas cifras.
Solo durante 2024, 42 mujeres han sido asesinadas en España. Sin duda, es una cifra que invita a una profunda reflexión. En el segundo trimestre del año, Balears presentaba una tasa de 28,5 víctimas de violencia de género por cada 10.000 mujeres, lo que la convierte en la comunidad con el mayor índice del país a pesar de que el número de denuncias ha descendido un 6,3 %. Ante estas cifras, solo queda seguir tintando las calles de morado cada 25 de noviembre, pero lo importante es insistir en inculcar valores de respeto e igualdad. Y eso es trabajo de todos.