El alcalde de Palma, Jaime Martínez, ha nombrado al mayor Guillem Mascaró como nuevo intendente jefe del cuartel de San Fernando, que tras la marcha de José Luis Carque tenía una comisaria como responsable en funciones. Se trata, sin duda, de una noticia importante para un Cuerpo tan maltratado como el de la Policía Local de Palma, que durante años estuvo en el punto de mira del exjuez Manuel Penalva y el exfiscal Miguel Ángel Subirán en la instrucción del conocido como ‘caso Cursach'. No hay que olvidar que decenas de agentes y mandos, que luego fueron hallados inocentes, fueron imputados, detenidos o incluso encarcelados, en la época más negra que se recuerda en San Fernando. El colectivo vivió un auténtico calvario y todavía hoy los daños son constatables.
Un mando de aquí.
Ahora, sin embargo, el alcalde Martínez ha decidido dar un golpe de efecto muy necesario y apostar por un mando de aquí, de demostrada valía profesional, en lugar de aupar en el cargo a comisarios llegados de la Península, como ocurrió durante el anterior Gobierno municipal. Es importante que los jefes de policía conozcan de primera mano la ciudad y la plantilla, para poder optimizar los recursos. Y, sobre todo, que se trate de un mando respetado por todos, como es el caso de Guillem Mascaró. Hay que recordar que la jefa provisional, la comisaria Antònia Barceló, se vio envuelta en una agria polémica por las elevadas horas extras que cobraba junto a su mano derecha.
Más presencia policial.
El nuevo modelo municipal busca una policía de proximidad, que combata los comportamientos incívicos y acuda con rapidez cuando el ciudadano lo requiere. Que multe con contundencia a los conductores de patinetes eléctricos que inundan ilegalmente nuestras aceras y que alivie los severos problemas de tráfico que presenta la capital balear. Todo un reto para un nuevo cuartel que ha renacido de sus cenizas con un nuevo organigrama.