Una plataforma vecinal que lucha contra las carreras ilegales en la Serra de Tramuntana, en concreto en la carretera Ma-10, ha anunciado movilizaciones para intentar acabar de una vez por todas con una problemática que lleva décadas atormentando a muchos residentes. De hecho, hace años que motoristas y también conductores utilizan aquella vía, repleta de curvas y tramos muy peligrosos, como una pista para poner a prueba sus bólidos y habilidades. Se trata de una carretera con una alta mortalidad y que registra numerosos accidentes, que plantea una problemática que las autoridades y la Guardia Civil no pueden eludir. Actuar decididamente de una vez por todas en aquel entorno, que no olvidemos que es Patrimonio Mundial de la Humanidad, debería ser una prioridad que no puede ser aparcada.
Medidas insuficientes.
Las carreras ilegales provocan una contaminación acústica tal que muchos vecinos viven en permanentes sobresaltos. Los afectados han llegado a contratar detectives privados, porque desconfiaban de la labor policial, y también se han instalado radares en la vía y se ha reducido la velocidad a 60 kilómetros por hora. Las medidas han ocasionado un notable incremento de las multas, pero no han acabado con el problema. Muy al contrario, los conductores antes se citaban los fines de semana y ahora hay competiciones cualquier día laborable.
Demasiada desidia.
La incansable actividad de estos pilotos furtivos, que ponen en peligro su vida y sobre todo la de otras personas, no puede ser permitida por las autoridades, tras años de desidia y cierta inacción. Los participantes en las carreras ilegales llegan incluso a colgar en internet sus arriesgados vídeos y demuestran un desprecio absoluto hacia las normas. En el otro lado, están los residentes que son martirizados día sí y otro también con el rugir de motos y coches tuneados, tan peligrosos como ruidosos.