El voto conjunto del PP y Vox en la Mesa del Parlament impidió que este miércoles ondee la bandera del arcoíris en la fachada con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI, un gesto propuesto por sendas iniciativas del PSIB y Més aceptada por unanimidad de todas las formaciones políticas en las convocatorias de los últimos años. La decisión de la Cámara balear tiene una clara intencionalidad política del recién elegido presidente de la institución, Gabriel Le Senne, que ha impuesto su criterio en una de les cuestiones en las que Vox considera esenciales de su ideario como reclamo electoral. El asunto no puede considerarse anecdótico o menor; supone retirar el apoyo al colectivo LGTBI, víctima todavía de la discriminación social.
Arrastrar al PP.
La doctrina de Vox, en este caso, ha arrastrado al PP balear, que ha votado en contra de la iniciativa del PSIB y Més. La situación deja en el aire el alcance del acuerdo entre PP y Vox que tiene por objetivo dar estabilidad institucional a la legislatura. Plantea el coste político que deberán asumir los conservadores de las Islas, cuya líder, Marga Prohens, tiene en la práctica asegurada su investidura como presidenta de la Comunitat gracias a la abstención de la formación de Abascal. Lo sorprendente es que el PP, con 26 diputados, se vea obligado a asumir postulados impuestos que rompen con posiciones unánimes mantenidas años atrás.
Efectismo electoral.
La convocatoria de las elecciones generales para el próximo 23 de julio es un factor que se añade al inicio de la legislatura en los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Los pactos entre el PP y Vox marcan esta precampaña con una impostura de pretendido efecto en las urnas dentro de unas semanas. Serán los próximos meses los que determinarán si marginar al Parlament de la celebración del Día del Orgullo es un simple golpe de efecto o el nuevo rumbo (o deriva) institucional de la legislatura.