El que hoy debe ser elegido como nuevo alcalde de Palma, Jaime Martínez, del Partido Popular, ha logrado llevar a la práctica el que era su intención casi desde el mismo momento en que accedió a encabezar la lista electoral: gobernar en solitario en Cort. Con once escaños –a cuatro de la mayoría absoluta–, los conservadores encaran una legislatura en minoría tras rechazar el apoyo de Vox, cuyo jefe de filas, Fulgencio Coll, anunció ayer el desacuerdo final con Martínez y ante cuya investidura su grupo se abstendrá para permitir su acceso a la Alcaldía en sustitución del socialista José Hila. En el salón de plenos del Consistorio palmesano se escenificará en la sesión de esta mañana el primer acto de la estrategia del PP balear en su relación con la derecha radical, al menos en el inicio de este cuatrienio.
Oposición y diálogo.
Coll adelantó que, llegado el caso, Vox no sería un obstáculo para el desalojo de la izquierda del gobierno en Cort. La circunstancia ha permitido zanjar la cuestión con rapidez, aunque con la advertencia de que el PP no dispone de la mayoría y que, por tanto, deberá negociar los principales acuerdos; entre ellos y de enorme importancia, los presupuestos del próximo ejercicio. Este escenario obligará al equipo de Martínez a un ejercicio continuo de diálogo con la oposición para buscar los apoyos necesarios para poder aprobar no sólo los grandes proyectos estratégicos de la ciudad, sino también los referidos a la gestión diaria.
Situación inédita.
Palma estrenará a partir de hoy un gobierno municipal sin precedentes, desde la minoría y obligado a negociar con Vox –como socio preferente– de manera continua. Nunca en la etapa democrática se había producido una situación similar como punto de partida de una legislatura. Es todo un reto para el alcalde Jaime Martínez, que logra cumplir su deseo de gobernar la ciudad sin ataduras.