El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha hecho públicas las encuestas electorales autonómicas para el próximo 28-M coincidiendo con el inicio de la campaña, un trabajo demoscópico que en el caso de Balears permitirá la reedición del pacto de izquierdas que lidera al PSIB y mantiene a Francina Armengol como presidenta del Govern. El sondeo se basa en la respuesta de 418 personas, pero no se detalla su distribución geográfica –las diferentes circunscripciones insulares–, de modo que tampoco se asignan los diputados que obtendría cada partido. En estas condiciones resulta obvio que las conclusiones del CIS son meras conjeturas no exentas de cierta intencionalidad política.
Un resultado muy abierto.
Salvo contadas ocasiones, el mapa electoral de Baleares mantiene un elevado grado de estabilidad ideológica entre los bloques de derecha e izquierda. La victoria –entendida como el acceso al poder– se decide en ocasiones por un puñado de votos y un escaso margen de escaños. El peso de las diferentes circunscripciones es muy diferente a la hora de posibilitar el acceso al Parlament, cuestión que dificulta enormemente el trabajo de los sondeo electorales y que, en el caso del CIS, con un número tan escaso de encuestas realizadas en las Islas hace casi imposible disponer de una aproximación a la realidad sociopolítica cuando se está a las puertas de la campaña electoral.
Una campaña decisiva.
La campaña electoral que hoy comienza se vislumbra como decisiva. El 28-M se formula como una cita que trasciende la elección de alcaldes o presidentes de los consells o el Govern; tienen un añadido plebiscitario con respecto a la política estatal. Dentro de dos semanas se librará la primera gran confrontación, lo que muchos entienden que constituye el prólogo de unas elecciones generales que tendrán lugar en los últimos meses del año. Es mucho lo que está en juego. Para todos.