La percepción de los consumidores es que la cesta de la compra no deja de aumentar semana a semana, con independencia ya de las tasas de inflación. Las medidas dictadas por el Gobierno para contener el alza de los precios, en especial la reducción del IVA en los alimentos básicos, no logran doblegar el encarecimiento constante a pesar, incluso, de la moderación en suministros básicos como el gas y la electricidad. Hay un clima de desconcierto entre la ciudadanía, que observa con incredulidad los pronósticos más optimistas de la evolución de la economía española para este año mientras su bolsillo sigue tanto o más castigado.
Propuestas superadas.
Las fórmulas planteadas por el Gobierno que debían tener un impacto inmediato en la cesta de la compra, como es el caso de la reducción del IVA, apenas lo han notado los consumidores. Llenar el carro de la compra es cada vez más caro, un comentario ya generalizado entre las clases más populares. La inflación acumulada supera con creces los leves aumentos salarias registrados hasta ahora, agravados, también, por alzas importantes en el precio de los préstamos hipotecarios. El bombardeo constante al que se someten las economías familiares en nuestro país generan un claro ambiente de preocupación ciudadana, ya que las propuestas gubernamentales no están teniendo el efecto deseado con independencia de los resultados macroeconómicos; mucho más positivos para los próximos meses.
Una larga espera.
España, y la Unión Europea en general, está alejando el peligro de la recesión económica a costa de un notable esfuerzo colectivo. Contener la inflación requiere la coordinación de un paquete importante de medidas –dentro y fuera del país– cuyo efecto está lejos de poder ser inmediato. Controlar el alza de precios de cara a las economías individuales está claro que tardará en hacerse efectivo.