La entrada en servicio como Vía de Alta Ocupación (VAO) de un tramo de la autopista al aeropuerto en sentido Palma, a partir del próximo 2 de noviembre, supone trasladar a Mallorca una iniciativa de la Dirección General de Tráfico para tratar de disminuir la intensidad de vehículos en la zona; una de las más saturadas de la red viaria de la Isla. El uso del carril VAO queda restringido a los automóviles con dos o más ocupantes, además de los autobuses de servicio público. Cámaras de alta definición vigilarán el cumplimiento de las normas bajo la amenaza de multas de hasta 200 euros para los infractores.
Expansión limitada.
La implantación de los carriles VAO se inició en los Estados Unidos a finales de los años sesenta, una fórmula muy extendida que en Europa tiene una implantación más reducida y cuestionada. En el caso de Mallorca abarca el tramo de autopista entre la salida del aeropuerto hasta la entrada a Palma, en el Palacio de Congresos. No cabe duda que el importe de las multas, que no llevarán aparejada la retirada de puntos, que impondrá la DGT a los conductores que no cumplan las normas es un argumento para fomentar su respeto, pero lo más importante es lograr que se alcance el objetivo final de la iniciativa, que no es otro que reducir el número de vehículos y fomentar el transporte público.
Analizar los resultados.
Cabe esperar que la DGT informe dentro de unos meses de la eficacia lograda por la implantación del VAO, que también podría limitarse a colapsar todavía más los carriles restantes de la citada autopista. Reducir el uso del vehículo privado en Mallorca topa con serios inconvenientes, entre ellos la incapacidad de ofrecer una red de transporte público atractiva que cubra las necesidades de los usuarios; incluso a pesar de los atascos diarios que se forman en los principales accesos. Habrá que ver si el VAO es una solución u otro inconveniente.