La denuncia que realizaron este jueves de manera conjunta el alcalde de Deià, Lluís Apesteguia, y la organización ecologista Tramuntana XXI plantea los serios problemas que, a diario, sufren algunas poblaciones de la Serra como consecuencia de la invasión de visitantes; de manera muy especial durante estos meses de temporada turística. La imagen de la única vía de acceso y principal calle de las respectivas poblaciones da cuenta del problema con el que conviven los residentes en Estellencs, Banyalbufar y Deià en las que la saturación de camiones, autocares y vehículos de alquiler es constante.
Un problema crónico.
La belleza de la Serra, declarada Patrimonio de la Humanidad, es un reclamo irresistible para miles de personas cuya afluencia cronifica el problema de su accesibilidad. La presencia constante de autocares de gran tamaño dificulta el tráfico rodado en la única carretera existente, mientras que lo atasca en las travesías de los pueblos. El añadido de los vehículos de alquiler agrava todavía más un colapso viario que pone en entredicho la calidad de vida en aquellos enclaves, además de cuestionar su compatibilidad con la preservación del entorno.
Un espacio por gestionar.
La Serra de Tramuntana requiere de un plan de gestión que aborde cuestiones como el freno a las carreras de motos, el exceso de ruido o, como plantea el alcalde de Deià, cómo y de qué manera se garantiza su accesibilidad; tanto para residentes como visitantes como se aplica en la Costa Amalfitana de Italia. Resulta obvio que permitir la circulación de grandes autocares choca con el trazado y dimensiones de la carretera, del mismo modo que quizá haya que asumir en el futuro el control sobre el acceso de vehículos de alquiler. Asumir el conflicto y buscar soluciones permitirá actuar con más eficacia que esperar a que los pueblos de la Serra sucumban a su propio éxito.