Topar el precio del gas durante doce meses en España y Portugal, lo que se conoce como la ‘excepción ibérica' en el conjunto de la Unión Europea, ha generado una importante rebaja en el precio tanto del gas como de la energía eléctrica en nuestro país. La nueva dinámica, como es fácil suponer, tiene una excelente acogida entre los consumidores ya que rompe con una tendencia alcista que corre paralela al incremento de la actividad económica y el súbito cambio en el panorama del mercado energético en el mundo occidental. La península Ibérica se ha convertido en un sistema con un código diferenciado con respecto al resto de socios de la UE, un escenario novedoso y del que queda por saber sus consecuencias en el futuro.
Medida temporal.
Esta situación excepcional, con los precios intervenidos, no podrá prolongarse más allá de los doce próximos meses. Durante este período de tiempo el Gobierno español considera que ya habrán cedido las actuales tensiones en el mercado gasístico y eléctrico. La apuesta es arriesgada ya que conviene recordar que los cálculos iniciales hacían prever que en la segunda mitad de este año los precios de todos los combustibles ya habían entrado en la senda de la moderación, a la vista está que no ha sido así. De hecho, las gasolinas siguen batiendo precios cada semana hasta el punto de hacer que la subvención gubernamental de 20 céntimos hoy sea irrelevante; con el resultado de la prolongación de esta situación que podría reactivar los conflictos en el sector del transporte.
Puzzle geopolítico.
Resolver las carencias de suministro energético en nuestro país queda a expensas de la solución de aspectos tan graves como la guerra en Ucrania, determinante en la desestabilización de los canales de abastecimiento en Europa. En esta coyuntura tan adversa no cabe duda que el distanciamiento entre España y Argelia contribuye a agravar todavía más la situación.