La reunión que mantuvieron el jueves la presidenta Armengol y la consellera De la Concha con las asociaciones profesionales de agricultores, ganaderos y pescadores de Baleares acabó con una reivindicación unánime: o se aplican medidas inmediatas o, en caso contrario, cerrarán más explotaciones, se continuará reduciendo la cabaña ganadera de las Islas y el sector primario, calificado como ‘estratégico' por el Govern, se acabará extinguiendo. Los insoportables encarecimientos del gasoil, la electricidad, el transporte y todas las materias primas –con aumentos en piensos, fertilizantes, plásticos–; la sequía del 2021, que ahora ha vuelto a repetirse; y los bajos precios que reciben nuestros payeses y pescadores ponen la actividad agrícola-ganadera y pesquera en Balears al borde de la extinción. 48 horas después, las cofradías de pescadores de Balears anuncian que secundan el paro convocado a nivel nacional y amarran la flota a partir de hoy, lo que ocasionará el desabastecimiento de pescado fresco durante varios días. Y ayer una amplia representación del mundo agrario de Mallorca y Menorca se sumó a la multitudinaria manifestación de protesta celebrada en Madrid.
Igualdad de derechos y condiciones.
El ‘SOS' de los payeses y pescadores de Balears se resume en una exigencia unánime, a la que debe dar respuesta el Govern: han de producir y competir en igualdad de condiciones que los mismos profesionales de la Península. Pero los sobrecostes de la insularidad ahogan la agricultura y la pesca de Balears, donde pagamos los combustibles más caros de España. El Régimen Especial aprobado en febrero de 2019 aún no compensa estos extracostes.
La nueva PAC, una incógnita.
Y apelar a la nueva Política Agraria Comunitaria, que debe empezar a aplicarse en 2023, como hace la consellera Mae de la Concha, tampoco es la solución porque desconocemos si entrará en vigor y si, como proclama, aumentará las ayudas a Balears como región insular.