Facebook y otras 27 organizaciones anunciaron formalmente la creación de una nueva criptomoneda, Libra, que podrá usarse tanto para transacciones entre particulares como para compras en establecimientos, y estará integrada en WhatsApp y Messenger a partir de 2020.
«La idea es hacer tan sencillo como sea posible las transacciones financieras para todas las personas del mundo, vivan donde vivan y tengan o no tengan cuenta bancaria», explicaron a Efe fuentes de Facebook, principal impulsora de Libra, que se basa como el resto de criptomonedas en una tecnología de cadena de bloques o «blockchain».
La criptomoneda, con la que se venía especulando desde hace días pero que no se ha confirmado de forma oficial hasta este martes, no dependerá directamente de la empresa de Mark Zuckerberg, sino que estará gestionada por un consorcio de empresas agrupadas bajo la Asociación Libra con sede en Ginebra (Suiza).
Estas empresas, que reciben el calificativo de «miembros fundadores» dentro de la asociación, incluyen, además de Facebook, a Visa, Mastercard, Vodafone, PayPal, eBay, Spotify, Uber, Lyft, Booking Holdings (propietaria de Booking.com, Priceline.com y Kayak.com) y la firma argentina de comercio electrónico Mercado Libre, entre otras.
«Para que una divisa global tenga éxito, no puede estar controlada por una sola entidad y aún menos por una entidad comercial como Facebook. Facebook tendrá voz en la asociación como todos los otros miembros, ni más ni menos», dijeron a Efe desde la red social.
Para llevar a cabo la integración de la criptomoneda en sus servicios, la empresa de Menlo Park (California, EE.UU.) creará una subsidiaria financiera, Calibra, que sí dependerá íntegramente de Facebook y en la que no participarán el resto de miembros fundadores de la asociación.
El primer producto de Calibra será una cartera digital para criptomonedas Libra accesible inicialmente desde WhatsApp y Messenger (ambas propiedad de Facebook), aunque fuentes de la compañía explicaron a Efe que los planes son poder ampliarla en el futuro a otros servicios como Instagram o el propio portal de Facebook.
La cartera, que también tendrá su aplicación independiente para sistemas operativos Android e iOS, saldrá en 2020, «cuanto antes, mejor», aseguraron desde Facebook.
Ante la gran cantidad de escándalos vinculados a la privacidad y la gestión de los datos de los usuarios que han salpicado a la compañía en los últimos meses, esta se esmeró en garantizar que Calibra no compartirá información de la cuenta o datos financieros con Facebook ni con terceros «sin el consentimiento del cliente».
Así, según la empresa, las transacciones que se lleven a cabo mediante Calibra no influirán, por ejemplo, en los anuncios que luego le aparezcan al usuario en la red social, salvo que este haya dado permiso expreso para ello.
Sí se compartirán datos financieros con terceros, sin embargo, con los siguientes propósitos: cumplir con la ley de cada país, proteger las cuentas de los clientes ante posibles fraudes, permitir el procesamiento de pagos y evitar la actividad delincuente.
A diferencia de la criptomoneda más popular actualmente en el mercado, Bitcoin, Libra estará respaldada por una cesta de activos subyacentes, es decir, que contará con una reserva compuesta por depósitos bancarios y deuda soberana de varios países que fijarán su valor y reducirán la volatilidad.
«Bitcoin es muy volátil, lo que la hace perfecta para gente que quiere usarla como un activo de inversión, pero nosotros queremos una divisa de baja volatilidad que la gente pueda usar en su día a día», apuntaron a Efe desde Facebook.
La idea es que, al recibir un pago en Libra, los usuarios puedan decidir si mantienen ese valor en la moneda digital o lo cambian a su divisa doméstica acorde con la conversión que corresponda y lo transfieren a un banco local.
Pese a ejercer de facto de «banco central» de la criptomoneda, las fuentes consultadas aseguraron que la Asociación Libra «no definirá una política monetaria», sino que la cantidad de Libra en circulación vendrá determinada exclusivamente por la demanda que haya en el mercado.
Para acuñar nuevas criptomonedas en caso de que la demanda crezca, habrá unos «revendedores autorizados» por la asociación que deberán depositar en la reserva un valor equivalente en otras divisas a la cantidad que quieran «imprimir», y el proceso opuesto tendrá lugar en caso de que se retiren monedas de la circulación.