DULCES

La pasión por la repostería de Marina Nieto: tartas con personalidad para momentos especiales

Las manos y la imaginación de esta joven de Alcúdia moldean las aficiones y momentos especiales para darles la forma de un original dulce

Tartas con personalidad

Marina sonriente con gorro y un batidor

| Alcúdia |

Las aficiones, la forma de ser, la profesión, eventos que marcan una vida cobran forma de tarta en las manos y en la mente de Marina Nieto de Tena Calero, una joven mallorquina pastelera con imaginación, maña y buen gusto, cuya pasión por la repostería la llevó a decidirse a crear dulces momentos para la posteridad, o al menos perduran en las fotos, y para el disfrute de amigos y familiares.

Esta joven alcudienca recuerda como fueron sus inicios rememorando sus tardes de cocina con su madre, también aficionada a la repostería, cuando hacían bizcocho juntas siendo sus primeros contactos con esta materia «me encantaba y siempre había bizcocho casero en casa», comenta. «Empecé a practicar con mi madre y ella probaba lo que hacia pero no fue hasta hace unos cuatro años, cuando un día decidí que necesitaba cambiar de aires    y me salió la oportunidad de empezar en un hotel en pastelería    donde lo hacían todo de elaboración propia, y vi que lo disfrutaba, es muy importante trabajar en algo que te gusta, te cambia la vida».

Y lo de hacer tartas surgió cuando «le quise hacer la tarta de un añito a mi sobrina y para ser la primera estaba bien. Fue un poco estresante pero la tarta llegó muy bien y triunfó y a partir de ahí la familia me    animó a seguir a hacer más». Fue el punto de inflexión para animarse a    partir del cumple de un año de su sobrina a realizar los proyectos variados de tartas que conocidos, amigos y familiares le iban proponiendo, un ‘boca oreja’ que fue en aumento, depurando su técnica con el paso del tiempo y llevando ya realizadas cientos de tartas.

Cuando encara la elaboración de una de estas ‘dulces obras’ todo empieza con unas sencillas preguntas: «Para qué evento es la tarta, qué sabor quieren, para cuantas personas será, y luego que le gusta hacer a la persona a la que va dirigida como sus hobbies, colores, que le gusta hacer el tiempo libre, su oficio...». Unas cuestiones cuyo objetivo principal es hacer algo único y personal. Y que la persona al verla diga ‘¡guau! esta tarta es para mi’». «Luego lo planifico todo en mi cabeza y lo materializo, aunque no todo sale siempre como lo tengo planificado, pero sino improviso, cuando entrego una tarta tengo que sentirme satisfecha, como si fuera para mi, hasta que yo no la veo perfecta no sale». Y recuerda que en más de una ocasión ha hecho y rehecho una tarta hasta quedar plenamente contenta.

Sobre el proceso explica que «una tarta me puede llevar unos cuatro días hacerla y cuando me la encargan pido mucha información. Las de cumpleaños siempre son las más personalizadas. El día que me la piden ya empiezo a darle vueltas al proyecto. Y al día siguiente ya me pongo a hacer los distintos elementos». «Lo hago todo en mi casa: un día el bizcocho, otro día la decoración, impresiones y un día antes el relleno la monto y el ultimo día decoro», concluye.

Uno de los factores secundarios el procesos pero delicado e importante es el transporte ya que una vez hecha hay que entregarla y que llegue a buen puerto: «A veces la llevo yo y otras la vienen a buscar    y hasta ahora no ha habido ningún accidente, han llegado sanas y salvas», explica entre risas.    El proyecto más complicado fue una de dos pisos para una comunión y la decoración del piso de abajo fue muy laboriosos sobre todo por el color que me pidieron, un rosa granate que fue difícil de conseguir. Aunque lo    más complicado fue el traslado».

También ironiza y dice que a veces entrega el producto con un manual de instrucciones: «Esto se come y esto no, hay que coger la caja por abajo, la tarta se ha de comer en tres días máximo y está más rica al segundo día. Para cortarla hay que utilizar un cuchillo grande y liso y cortarla en cuadritos (como una red) porque se aprovecha más».    Al preguntarle si le provoca cierta tristeza que sus creaciones acaben desmontadas por cuchillos y cucharas afirma que «que en realidad lo que me da pena es no poder comerlas yo, siempre me quedo con las ganas, pero sí da un poco de pena pero están hechas para ser comidas, además ya les hago un montón de fotos antes de entregarla».

Ha realizado encargos para celebrar distintos eventos como cumpleaños, comuniones, bodas, San Valentín, babyshowers, entre otros acontecimientos. E inspiradas en el cine, series, oficios, videojuegos, cómics, o deportes, aunque la temática con la que se siente más cómoda es con la ‘decoración vintage’. Si tuviera que encargarse una tarta a ella misma «me pediría algo relacionado con la pastelería».

Le gustaría mostrar y enseñar su trabajo en redes sociales, «pero no me da el tiempo, por ahora las voy colgando en instagram (@la.dulce.marina)». Y ahora que se acerca el verano recomienda «sabores frescos como el maracuyá, el mango, la fresa...».

Marina ha aprendido de forma autodidacta «viendo vídeos y buscando yo misma la información» hasta llegar a un punto que disfruta haciendo sus tartas y sobre todo que otras las disfruten: «Las tartas con una forma de celebrar la vida, cuando las hago me imagino a la gente celebrando ese momento especial alrededor de ella».

1 comentario

user Juanlu | Hace 17 días

Mi mas sincera enhorabuena, así es como mejor se trabaja, autodidacta y perfeccionista, y siempre con el corazón. Mucha suerte.

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