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Margarita Forteza dejó la Bioquímica por las acuarelas l Los ‘déjà vu’ de los sábados

El próximo día 7 de noviembre, a partir de las 19.30 horas, expone en el hotel Artmadans

Imagen de Margarita Forteza junto a una de sus acuarelas. | Click

| Palma |

El próximo día 7 de noviembre, a partir de las 19.30 horas, expone en el hotel Artmadans la acuarelista Margarita Forteza Villar. Con Patricia Chinchilla, que va a ser quién la va a presentar, la visitamos en su estudio, sito San Elías, 7 A, bajos, que es una travesía de Oms. Estudio y galería que a determinadas horas del día se convierte en taller de pintura, al que acuden alumnos interesados por la belleza de la acuarela.

Margarita, que estudió Bioquímica en Barcelona, fue profesora de Matemáticas, Física y Química, pero como lo de la enseñanza no le tiraba mucho, trabajó como distribuidora en un negocio que tenía su marido, que dejó al separarse de él, y aunque desde unos años atrás ya pintaba acuarela, fue a partir de ahí –hablamos de 1998–, en que se dedicó plenamente a pintar. «Y si antes de esta fecha, supuso para mí –dice, refiriéndose a la pintura– una válvula de escape, además de una pasión, desde entonces fue a mucho más. Expuse por primera vez en S’Agrícola de Manacor, mi pueblo, con un éxito tan rotundo que ni me lo creía. Seguí exponiendo, individualmente, una vez al año, y al mismo tiempo participé en bastantes colectivas. Sí, hice un poco de todo, decantándome por la acuarela», algo que vemos a nada que echamos un vistazo a nuestro alrededor, reparando en magníficas acuarelas enmarcadas, que, unas sobre atril, otras en el suelo, otras colgadas de la pared, nos observan en silencio, al igual que algunas pinturas de vistosos colores hechas sobre seda, que muy bien podrían convertirse en un vestido, blusa o fular, que a buen seguro no pasarían desapercibidos en ninguna parte, por lo vistosos y bellos que son.

Aparte, lo cual no es poco, Margarita, durante cuatro años fue vicepresidenta del Círculo de Bellas Artes, y durante dieciséis presidió el Grupo de Acuarelistas de Balears, o GAB, y a la vez fue representante de este en la European Confederation of Watercolours Societies, lo cual le permitió, además de tener mucha obra catalogada, poder exponer en numerosos países europeos, como Italia, Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Finlandia, Noruega, Suecia, Estonia, Polonia... Así como también, pero en este caso de la mano de International Watercolor Society, en Rusia, India, Vietnam, México y Colombia…».

Reconoce también que es una artista que ha hecho cosas diferentes, como, además de acuarelas, grabados, estos de la mano de Antonio Camba y Julio León, o pasteles, y por supuesto también óleos, «y si lo he hecho, ha sido por probar, por ver hasta dónde podía llegar. Pero al final me he dado cuenta que lo que más me gusta, y me llena, es la acuarela, con la que vas descubriendo cosas nuevas a medida que vas trabajando en su infinita variedad y modos de tocarla, pues nada alcanza su sutileza y frescura».

En cuanto a vender, ahora se vende menos que antes, «y me da la impresión de que se vende más por decoración que por inversión, o amor a la pintura, que es por lo que se vendía años atrás. Por otra parte, la gente se gasta una fortuna haciendo reformas y luego no tienen para cuadros...».
Margarita es de las artistas que trabaja mucho, sin hacer ruido. Trabaja y progresa en sus trabajos rodeada de discreción… Pues bien, el próximo día 7 de noviembre, tendremos ocasión de ver su obra, que a buen seguro sorprenderá muy gratamente.

Viajar en el tiempo. Vamos a ver como os lo cuento… Si no eres un chaval, es decir, si andas por los cuarenta en adelante, y quieres revivir –y bailar– los sonidos de los 80, 90 y principios del 2000, date una vuelta los sábados por la discoteca Luna –antes Art Decó y Clan– en el Jonquet, en la plaza del Vapor. Una vuelta entre las cinco de la tarde y diez de la noche, y disfruta lo que allí se ha dado en llamar ‘déjà vu’. Cinco horitas, que ya verás, dan para mucho. ¡Vamos que si dan! Porque encima, los que pinchan la música son dos grandes DJ, Dj. Andriu y Belucci, el primero pinchando desde el 79 del siglo pasado y el segundo desde el 81, por tanto conocedores de la música de aquellas décadas prodigiosas.

«Así que a nada que pones los pies allí –nos dice Dj. Andriu– tienes la sensación, por la música que suena, que has retrocedido años, pero que a diferencia de entonces, en que para ligar tenías que bailar cuatro lentos, ahora ligas a ritmo de rock and roll. Y es que los tiempos han cambiado que es una barbaridad».

También, a diferencia de entonces, la música que suena no la emite el vinilo, sino que es digital, lo cual hace que el DJ gane espacio, pues ya no utilizas los platos, ni discos, y también algo de calidad, ya que la calidad digital, y valga la redundancia, es de muy buena calidad. De ahí que el ‘déjà vu’ lo pete, con la gente entregadísima desde el primer momento.

Ni que decir tiene que DJ Andriu y Belucci, por los años que hace que se conocen, se llevan muy bien, y a la hora de trabajar juntos se entienden a la perfección, lo cual va en beneficio de la fiesta en sí, ya que te harán viajar en el tiempo y revivir tus momentos de juventud al son de los hits que marcaron aquellos años. Vamos, que vivir un ‘déjà vu’ es volver a las galas de tarde de antaño, con la mentalidad del presente. «Por eso –repite Dj. Andriu–, no son necesarios los lentos para relacionarte mejor con la que es tu pareja».

Por lo demás, el resto de días, hay que buscarse la vida por ahí como uno pueda, «pues, aparte de que hay muchas menos discotecas que antes, si antes tenías que comprar la música para pincharla, hoy te la puedes bajar gratis de las plataformas. Eso hace también que haya más DJ que entonces, sobre todo en la Part Forana».

Volviendo a la gala de ‘déjà vu’, como tal seguirá funcionando cada sábado hasta primeros del próximo mes de junio, lo que significa que tenéis todavía más de 30 galas para disfrutar. Con Dj. Andriu y Bellucci a los mandos.

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