A continuación va a leer un reportaje de aventuras gastronómicas donde la cocina de alto nivel y los choques culturales se dan la mano en un viaje de 10.000 kilómetros hasta Kuala Lumpur, la capital de Malasia. Su protagonista es el chef mallorquín Gabriel Bonnín (Felanitx, 1981) y su historia empieza hace más de dos décadas en el último lugar imaginable para empezar un periplo internacional por la élite de la gastronomía: un supermercado de Felanitx.
Por aquel entonces los padres de Bonnín regentaban este negocio y allí conoció por una persona en común al prestigioso y mediático chef Sergi Arola. El cocinero catalán le abrió las puertas de su restaurante madrileño La Broche donde tras foguearse durante cuatro años y pasar de stager a jefe de cocina Bonnín aceptó el cargo de dirigir el restaurante Cien Llaves en la Casa de América, también en la capital.
A continuación, decidió embarcarse en una aventura «un poco rocambolesca», como define su paso como chef ejecutivo en la franquicia de temakis La temakeria. El temaki es un plato de la cocina japonesa similar a una pieza grande de sushi de forma cónica.
Pero, yendo al grano, ¿cómo termina un cocinero de Felanitx en Malasia? Bonnín explica que «hace seis años me vino la oferta de ser el jefe de cocina de una cadena de restaurantes de comida española que se llama Tapa’s Club. Su chef ejecutivo es José Alonso, del que soy amigo desde que coincidimos en La Broche. Él me dijo que tenía un trabajo perfecto para mi. Hasta ese momento, nunca había estado en Asia ni vivido fuera de España. Siempre he pedido consejo a mis padres en las decisiones importantes y me sorprendió mucho que mi madre me dijo ‘lo peor que te puede pasar es que tengas que volver. No te preocupes porque aquí siempre tendrás un ca teva. Así que dije ‘pues es verdad’ y acepté la oferta. En ese momento tenía un buen trabajo, una casa en un buen barrio y no tenía la necesidad de irme a ningún lugar pero a veces hay trenes que solo pasan una vez en la vida».
Un cambio inesperado
Bonnín sigue explicando que «el proyecto inicial era en Singapur y consistía en ser el jefe de cocina de una cadena de restaurantes de comida española que se llama Tapa’s Club. No hacía ni una semana que había llegado a allí cuando me dijeron que iban a abrir un restaurante en Kuala Lumpur y querían que dirigiera el proyecto, formara al personal y crease toda la estructura para poner a punto el proyecto. Debía ser una etapa de tres meses y ya llevo seis años aquí».
El cocinero recuerda que «más tarde llegó la COVID-19 y estuvimos confinados más de tres meses. En ese momento perdí el trabajo y tenía claro que quería seguir en el país pero era muy difícil conseguir un trabajo» y añade que tras un momento de impasse aceptó el cargo de «chef ejecutivo de un mercado gastronómico que se llama Artisan’s Playground». Este espacio cuenta con una extensión de tres kilómetros cuadrados distribuidos en varios sectores donde ofrecen desde cocina española a sushi pasando o comida italiana.
«Aquí he diseñado platos, coordino el equipo, controlo los costes, gestiono los proveedores... Aparte, en mi tiempo libre tengo mi empresa como chef privado, Verbena. Vivo en una villa con jardín y piscina donde recibo a un grupo de entre seis y cincuenta personas. Hago un showcooking y explico platos de la gastronomía española y algún plato mallorquín como coques de trempó o de pebres», cuenta.
El regreso
Acerca de la gastronomía local afirma que «no es de mis favoritas del sudeste asiático. Tiene cosas buenas pero usan demasiado azúcar y frituras. Una cosa muy buena es el Nasi lemak, considerado como el desayuno nacional».
¿Volverá el chef ‘malayo’ a Mallorca a medio o largo plazo? Bonnín responde entre risas: «Esta pregunta te la hecho mi madre ¿no? Sinceramente, a medio plazo, no lo creo. El día que no esté motivado volveré pero no creo que pase todavía. Es verdad que siempre te añoras un poco, pero con las nuevas tecnologías estás a un golpe de teléfono de los tuyos. Sé que terminaré volviendo. Me gustaría abrir un restaurante en Felanitx. Y lo haré».