«La historia del cementerio de Palma es la historia de la ciudad», así resumen Enric Garcia y Josué Guasch un lugar de olvido y de recuerdo. De flores, cruces y ángeles. Donde la muerte y sus prejuicios han convertido Son Tril·lo, (su nombre real) en lo que los dos actores de la empresa Teatrix y responsables de las recién inauguradas visitas guiadas definen como «la gran desconocida» de la capital.
Para ello, desde el mes de junio organizan una serie de recorridos donde los dos actores explican recurriendo al humor y a la historia sus mejores episodios. Amor, tragedia, risas pero, sobre todo, un espejo en el que descubrir la evolución de una ciudad hoy irreconocible y la gente que vivió allí... o aquí, según se mire.
El primer capítulo de este reportaje hiela la sangre. Garcia y Guasch relatan intercalando sus intervenciones un capítulo de la historia negra de la Isla que, a pesar de su magnitud, la mayoría de mallorquines desconocen el caso del mayor accidente laboral de la historia de la Isla.
«En 1895 el Ejército de España cambió los fusiles de una bala Remington a los Mauser, que podían albergar cinco. Eso hizo que se creara un excedente de millones de balas y muchísima pólvora. Una gran cantidad de lotes salieron a la venta. El empresario Biel Padrós se quedó uno de ellos y contrató a una gran cantidad de personas para que desmontaran este material en un almacén situado en la actual delegación de Hacienda. El 25 de noviembre de ese años este lugar voló por los aires. Murieron 97 personas. Es el mayor accidente laboral de la historia de Balears. 82 de ellas eran mujeres y niños, la mano de obra barata de la época. Todos ellos están enterrados en la fosa en la que nos encontramos».
Pasear entre lápidas, tumbas y mausoleos de algunas de las familias más poderosas de la Isla. Allí también tienen lugar los escritores Josep Maria Llompart, Joan Alcover, el cantante Pedro Bonet, más conocido como Bonet de San Pere, cuyo mayor éxito Rascayú transcurre en un cementerio; además de Francesc Mateu Uetam, el mejor cantante de ópera español de la primera mitad del siglo XX.
Personalidades
Otra ilustre que descansa en el cementerio de Palma (ésta a escala mundial) es la aviadora neozelandesa Jean Batten. Coetánea de Amelia Erhart (la primera mujer en cruzar el océano atlántico pilotando su propia aeronave), esta pionera de la aviación murió en 1982 en un apartamento de Portopí a causa de la infección que le provocó la mordedura de un perro. Al no ser reclamada por nadie, su cuerpo fue sepultada en una fosa común. Tiempo después, el gobierno australiano colocó una placa que recuerda las hazañas de la piloto.
Pero volviendo a Uetam, los actores cuentan a los pies de su tumba una curiosidad: «Hay muchos símbolos: las libretas donde guardaba su repertorio, una lira rota que simboliza la muerte o una corona rota. Esta figura de bronce la hizo su hijo, que era protésico dental».
Broma histórica
Terminamos el recorrido en el Mur de la Memòria, el monumento dedicado a las víctimas de la Guerra Civil en Mallorca. Herido de muerte por una tuberculosis, los naciones fusilaron aquí al alcalde de Palma Emili Darder. Cuentan que, ya moribundo, lo sentaron en una silla para poder ajusticiarlo. Hace unos años, en su recuerdo se colocó una silla. Garcia y Guasch deciden terminar la visita con una sonrisa al contar que «una de las bromas que les hacen a los nuevos operarios que entran a trabajar es enviarlos aquí y decirles que quiten una silla que ha abandonado alguien. Está pegada al suelo».
El Ajuntament de Palma y Teatrix organizan desde el pasado mayo visitas diurnas el último sábado de cada mes. Las nocturnas serán el 21, 22 de junio y el 18, 19, 25 y 26 de octubre.
Epitafios
Los actores recitaron epitafios divertidos como el que le dedicó Groucho Marx a su suegra ‘Rip rip hurra', el del escritor Molière ‘En estos momentos hace de muerto y de verdad lo hace bien' y anónimos: ‘Estoy aquí contra mi voluntad' o ‘Los días se me están haciendo eternos.