Ladys Lab, como ya os contamos en una ocasión, es una comunidad de lesbianas liderada por Marta Romero, de Palma, que en esta ocasión está trabajando en un nuevo, y emocionante, proyecto que abarca el fútbol femenino y la creación de espacios de ocio inclusivos para mujeres lesbianas, en los que, ¡ojo!, las mujeres heterosexuales son, y serán siempre, muy bien recibidas.
«El objetivo de esta iniciativa», decía Marta, «es proporcionar un lugar, un espacio, para la amistad, el deporte y el entretenimiento, libre de discriminación, pero repleto de opciones divertidas para mujeres de todas las edades, lesbianas y heterosexuales».
Pero, pese a la creciente visibilidad de la mujer jugando al fútbol, en la cual ha contribuido notablemente el éxito de la Selección femenina en Australia, proclamándose Campeona del Mundo, «nos enfrentamos a una serie de problemas bastante significativos, entre otros», señala Marta Romero, «la falta de campos de fútbol públicos y el estado un tanto precario de las instalaciones privadas, junto con la escasez de espacio, lo cual supone una dificultad a la hora de practicar y jugar a fútbol tal y como desearíamos. Pese a ello, dichas carencias no significan barreras que no podamos superar. De hecho, ya estamos superando algunas de ellas. Pero no estaría de más que, ‘a quien corresponda', no hiciera oídos sordos a nuestra propuesta… ¿Cómo? Pues escuchándonos y apoyándonos cuando llamemos a su puerta».
Jugar sin equipamiento
«A falta de botas reglamentarias, algunas juegan con zapatillas, pero no nos importa, ya que lo que cuenta es jugar», afirma Marta, y tampoco tienen balones de reglamento. Sin embargo, no se han arredrado por eso, sino todo lo contrario: están recaudando fondos de manera activa con el fin de sacar el equipo, o mejor, este proyecto, adelante, «y más viendo el crecimiento de la comunidad lesbiana, dispuesta, además, a romper las barreras que encuentren en su camino. Por eso», insiste Marta, «hacemos una llamada a las autoridades, ya sean del Govern, ya sean de los distintos ayuntamientos de la Isla, para que, cuanto menos, escuchen nuestras propuestas. Y lo digo porque el último evento que organizó Ladys Lab logró reunir a más de cincuenta mujeres, y a algunos hombres apoyando esta causa, con lo cual se demostró el entusiasmo y la aceptación que ha suscitado. Por eso seguimos buscando patrocinadores y campos de fútbol en Palma; por una parte, para expandir nuestras actividades, y por otra, para hacer realidad un espacio inclusivo y divertido para todas las mujeres».
Al margen del fútbol, Ladys Lab celebrará el 27 de octubre una fiesta de Halloween en la sala Bamboo, del Polígono Son Castelló. «Esta fiesta, que será terrorífica, reunirá a cientos de mujeres del colectivo, tanto de la Isla como de fuera, lo cual, por otra parte, es ya habitual en las celebraciones que organizamos. Porque esta comunidad», apostilla Marta, «que es mucho más que una fiesta, acoge a las personas que no tienen un grupo de amigos, por lo que esperamos que cuantos más se unan a esta celebración y colaboren en la construcción de un espacio inclusivo, en el que todas las mujeres», hace de nuevo hincapié en ello, «serán bienvenidas y podrán disfrutar de la amistad, el deporte y el entretenimiento».
Para leer y meditar
El pasado viernes se presentó en el Círculo de Bellas Artes, sito en el Casal Balaguer, el libro Nazaret, una isla dentro de Mallorca, escrito por José J. Méndez, impresor, titular de una editorial y revisor de Ferrocarriles de Mallorca. Hizo la presentación Serafín Carballo. Hay que decir también que asistió mucho público.
A través de las 197 páginas de las que consta el libro, el autor, que fuera niño de Nazaret, institución sita en la calle Joan Miró de Palma, con vistas al mar desde su parte de atrás, cuenta el horror que vivieron un grupo de niños entre aquellas cuatro paredes en la recta final de la Dictadura, cuando la ley a favor de los derechos de la infancia no existía. Y lo cuenta en primera persona porque él fue uno de esos niños, y lo fue a lo largo de casi una década, entre 1967-1975. Niños que, según relata en el libro, fueron sometidos a acosos sexuales por parte de algunos de su monitores, bajo la tutela de la Iglesia y del Estado, por lo que, a lo largo de la presentación, pidió que tanto la una como el otro dieran un paso al frente y pidieran perdón por aquellos malos tratos y abusos a los que sometieron a aquellos infantes, ajenos a cuanto ocurría de aquellas paredes hacia fuera; que no era poco, tanto a nivel local, como nacional e internacional. De ahí que uno de los poquísimos momentos más extraordinarios que pasaron, sobre todo por lo que pudieron ver, fue cuando, a través de un televisor en blanco y negro, les permitieron ser testigos de la llegada del hombre a la Luna.
Hoy todo ha cambiado...
Durante su intervención, José J. Méndez pidió que otros niños, como él –algunos de los cuales estaban en la sala, dijo, sin señalar a ninguno–, «den un paso al frente y denuncien lo que vivieron en estos centros, para que la sociedad, ajena a cuanto ocurrió en ellos, tome conciencia de lo que pasamos. Por fortuna, desde la declaración de los Derechos de la Infancia, todo ha cambiado. Tanto es así que hoy, y desde hace unos años, Nazaret es una institución muy digna, que nada tiene que ver con la que fue, y con la que nosotros vivimos».
El que también fuera otro de los niños de esta institución, Toni Estela, que también sufrió acosos y violaciones por parte de algunas personas que trabajaban allí, intervino, casi al final del acto, animando a quienes vivieron situaciones similares a que salgan y lo cuenten, como hizo él, que no solo lo contó, sino que, además, señaló a uno de sus presuntos acosadores. Toni, que reconoció que a raíz de esta denuncia sufrió una gran crisis, más del alma que del cuerpo, manifestó que poco a poco estaba saliendo de ella. ¿Que si también va a escribir sobre su experiencia...? «Está dentro de lo posible», señaló.