Aunque a alguno se lo parezcan, no son garabatos. Pese a su similitud con los enredos sobre el papel que se dibujan en medio de una tediosa llamada telefónica, aquí hay mucho más en juego. El Zentangle es un método de dibujo que consiste en la realización de tangles o patrones con atención plena, olvidando el mundo exterior al pequeño cuadrado y expandiendo la creatividad en ese pequeño trozo de cartulina de apenas 9x9 centímetros. «El lema es que no hay error. Puede haber equivocaciones, pero se trata de reconducirlas para que quede algo bonito, como en la vida misma», explica Tania Ferriol Jover, vecina de Palmanyola y una de las solo cuatro personas certificadas en Balears para enseñar la técnica.
Ella y su amiga Sonia Vaquer Bauzà, de Cala Ratjada, ambas profesoras de Educación Especial en Mallorca, descubrieron el Zentangle en pleno confinamiento, mediante clases online. Así, obtuvieron el Certified Zentangle Teacher (CZT), título impulsado por la organización creadora del zentangle, necesario para enseñarla. «En la Península hay mucha gente certificada, que ayuda a pacientes en hospitales a calmar la ansiedad. Aquí aún estamos empezando a ponerlo en práctica», explica Tania. Las dos profesoras, convencidas de los beneficios de la técnica, imparten desde julio talleres semanales en la Unidad de Psiquiatría del hospital de Son Espases para ayudar a los enfermos, mediante simples patrones, cómo afrontar el perfeccionismo, aumentar la autoestima y encontrar un momento de tranquilidad. «Todo el que pueda escribir las letras I-C-S-O es capaz de dibujar bonitos zentangles», sostienen.
El sistema lo crearon los estadounidenses Maria Thomas y Rick Roberts en 2004, quienes patentaron la técnica como método, a medio camino entre dibujo y meditación, a base de distintos patrones que conforman dibujos irreales. Solo se necesita una cartulina, un rotulador negro puntafina de 0.1 milímetros y mucha paciencia. Tania Ferriol y Sonia Vaquer apuestan por que cualquiera se anime a probarlo para calmar el estrés del día a día y como forma de estimular la vena artística que, asegura, todos llevamos dentro: «El resultado siempre gusta».