Hay días tontos, tontos todos los días y los tontos de abril, según manda la tradición menorquina. Los dichos populares suelen tener más razón que un santo y este viernes, 1 de abril, más de uno se habrá sentido medio bobo. No es de extrañar que así sea, ya que hoy se celebra en Menorca el día d'enganar, un día dedicado a las bromas y mentiras, que pervive en la Isla gracias a una costumbre iniciada durante los gobiernos británicos, en el siglo XVII.
Un tradición que no solo se celebra en la isla vecina, ya que la mayoría de países con descendencia anglosajona organizan las inocentadas el primero de abril, una jornada denominada «april fools» en Inglaterra, «pesce d'aprile» en Italia, y «poisson d'avril» en Francia. Por tanto, los menorquines viven su particular Día de los Inocentes en primavera, a diferencia del resto de España que se celebra el 28 de diciembre. Se trata de una jornada repleta de bromas, chanzas y chascarrillos a la que se suman particulares y, también, muchos de los medios de comunicación locales con alguna noticia disparatada o inverosímil.
La celebración del dia d'enganar en Menorca se remonta a la ocupación militar de la isla, en el año 1709, que adquirió carta de naturaleza en virtud del Tratado de Utrech de 1713. Menorca era un punto estratégico por su ubicación en el Mediterráneo occidental, además de contar con uno de los puertos naturales más seguros, el de Maó. El gobierno británico de Menorca se prolongó durante tres dominaciones: 1713-1756, 1763-1782 y 1798-1802, interrumpidas por la dominación francesa (1756-1763) y la española (1782-1798). El Tratado de Amiens, de marzo de 1802, devolvió definitivamente la Isla a la Corona española, aún así esta celebración es una muestra de que a día de hoy todavía queda una huella importante de la presencia británica en la Isla, tanto en sus costumbres, arquitectura y gastronomía.
Sobre el origen de la festividad existen varias opciones; aunque la más convincente se remonta a la época del reinado de Carlos IX de Francia. A mediados del siglo XVI en toda Francia las fiestas de Año Nuevo empezaban el 25 de marzo y terminaban una semana después, el uno de abril. En 1564, por medio del decreto de Roussillon, el rey decretó la adopción del calendario gregoriano y el Año Nuevo se trasladó al uno de enero, tal y como lo conocemos hoy en día. La leyenda sugiere que muchos franceses se opusieron al cambio o que simplemente lo olvidaron y siguieron intercambiando regalos y festejando durante la primera semana de abril. El resto de ciudadanos decidieron ridiculizarlos ofreciendo regalos absurdos e invitando a fiestas inexistentes, y así nació la tradición de los «tontos de abril» o, en el caso de Menorca, el dia d'enganar.
El nombre de pez de abril, que recibe la víctima de la broma, va ligado al zodiaco: todo acontecimiento que acontecía en esa fecha tiene una relación con el hecho de que el Sol abandonaba la constelación de Piscis.