La llegada del extenista Boris Becker eclipsó las obras de su hijo Noah, quien anoche exponía en la nueva galería de arte de Gerhardt Braun, en la Plaça Chopín de Palma. Boris Becker, quien no pisaba Mallorca desde hace años, tras la polémica de su casa en Artà, acaparó la atención de numerosos periodistas alemanes a quienes por orden expresa de él se les prohibió la entrada, dejando paso solo a los periodistas locales.
La gran cantidad de invitados al acto estuvo algo desbordada, llegando a rozar el caos y obligando a respetar el aforo. Poco interés despertaban las pinturas del joven Noah entre la mayoría de asistentes que esperaban la aparición del extenista, copa en mano o haciéndose fotos para subir a las redes sociales, y presumir de la asistencia al acto. Puro postureo.
Boris Becker, quien llegó acompañado de su pareja, la bella Lilian de Carvalho Monteiro, no quiso en ningún momento posar junto a su hijo, ni hacer ningún tipo de declaraciones, para no acaparar protagonismo. Agobiado y sudando, con la americana en la mano, tan sólo exclamó, «¡qué calor que hace!».