El abogado palmesano Santiago Garau, de 49 años, luce la barba de Lobezno, pero le falta el tupé. No se defiende con garras de metal, como el hombre lobo de Marvel, sino en los juzgados y sobre el tatami. El letrato competirá en el campeonato de España de brazilian jiu-jitsu, que se celebra en Guadalajara los próximos 29 y 30 de mayo.
Garau es cinturón azul de cuarto grado en el arte marcial. Milita en la escuela itinerante Ground Fight Family (GFF), junto a los maestros Javi Murdok, Isaac Indart y José Martín. «Empecé a los 30 años a practicar jiu-jitsu con Philippe Loubet en 2003. Yo llevaba toda la vida haciendo artes marciales», cuenta el letrado, que en aquel entonces entrenaba en kick boxing.
Arte «suave»
El jiu-jitsu está enfocado como una lucha de suelo. «Significa arte suave, que de suave no tiene nada», bromea Garau, quien combina el arte marcial de origen brasileño con otros deportes de contacto, como el boxeo. «La idea es dominar distintas alturas», dice.
La estructura de la competición del jiu-jitsu, dividida por franjas de edad y cinturones, permite al abogado que siga participando en campeonatos a nivel nacional. Hay cinco cinturones: blanco, azul, morado, marrón y negro. Él lucha con el azul. «No estoy más arriba porque he tenido muchas lesiones».
El año 2015 debutó en un campeonato de España en Leganés y sacó medalla. «Era cinturón blanco y me enganché... hasta hoy. Llevo 30 competiciones y tengo 17 medallas de todo tipo: oros, platas y bronces».
La abogacía llegó tarde, después de la lucha, porque se dedicaba al mundo empresarial. «El derecho es algo vocacional. Me gradué en 2016 y me hice civilista porque me llaman mucho la atención los derechos reales. Por un lado, lucho en el suelo y por el otro busco linderos». Tanto en el jiu-jitsu como en el Derecho, se requiere «disciplina, concentración y combatividad», asegura. De día pleitea y de tarde-noche lucha. Entrena jiu-jitsu tres días a la semana y, también, se ejercita físicamente. Ahora, Santiago Garau está en peso leve, que el tope son 76 kilos. Su vida de letrado-luchador transcurre de día en su bufete, Luna-Garau abogados, y cuando cae el sol practica jiu-jitsu.