Antonio Campaner era chófer de ambulancias hasta que hace nueve años, estresado por su trabajo, decidió hacerse cargo de la gestión del bar Es Mercat, ubicado en una de las esquinas del mercado de Santa Catalina, en Palma. «Al principio servíamos lo típico, bocadillos, tapas, cafés, bebidas... pero un día vino un compañero de un puesto de pescado y marisco y nos preguntó si podíamos hacerle unas gambas a la plancha, luego vino el de la carne y entonces decidimos dedicarnos a hacer a la plancha todo lo que nos pidieran los clientes. La verdad es que no fue algo pensado por mí, sino que vino dado por las circunstancias».
La idea tuvo un éxito rotundo, sobre todo los sábados cuando nacía el ‘tardeo'. «Antes era una locura, ahora, nada», explica Antonio al otro lado de una barra vacía. «Me acuerdo que había sábados que mi mujer y yo estábamos en la plancha sin parar y mi hijo y un empleado no daban a basto. El ritmo era tan fuerte que al final de la jornada los he llegado a ver de rodillas llorando».
En los últimos años la situación era más comedida, aunque el bar seguía yendo bien, hasta que llegó la pandemia. «Esto está siendo una ruina. Mi mujer y mi hijo, que es autónomo, están en casa, y el empleado en ERTE. Ahora apenas servimos algún bocadillo, cafés y cuatro latas. Y lo peor es que no sé cuándo va a mejorar la situación». Antonio reconoce que ahora se ha vuelto más pesimista. «Antes pensaba que se iba a arreglar todo esto más o menos pronto, pero ahora cada vez lo veo más negro. Eso sí, lo que sé es que a mí no me perdonan un euro y no veo por ninguna parte la ayuda de los políticos».
A pesar de todo, Antonio sigue acudiendo cada día al local, que abre de lunes a sábado. «Antes cerraba a las 4 de la tarde, ahora hay muchos días que a las 2 ya me voy porque no hay nadie. ¿Los sábados? No se diferencian apenas del resto de la semana. ¿Cómo va a venir gente si no pueden tomar nada en la barra y todo está cerrado?
La plancha como reclamo
Comprar en el Mercat de Santa Catalina carne, pescado, mariscos o verduras y no tener que esperar a llegar a casa y cocinar, sino que se podía preparar en la plancha de Antonio, supuso un gran éxito para este local, que está notando además la ausencia de turistas en la zona, uno de sus mejores clientes.