Con más de 20 años de trayectoria a sus espaldas en el Archipiélago, el psiquiatra infantil Oriol Lafau (Badalona, 1968) ocupa el cargo de coordinador autonómico de Salud Mental de Baleares desde hace ya cinco años. Con él hablamos sobre las secuelas psicológicas de la pandemia y la crisis económica que se avecina en la sociedad balear. Pero sobre todo del estado anímico del personal sanitario de las Islas, que todavía no se ha recuperado de la primera oleada de la COVID-19, cuando el aumento de casos ha comenzado a hacer mella en nuestros centros hospitalarios.
Si existe un termómetro sobre el estado anímico de la sociedad, es el de la salud mental, ¿en qué punto estamos?
—Hemos pasado de un estado de euforia y solidaridad durante el confinamiento a una sensación de decepción y frustración generalizados. Y estos sentimientos al final desembocan en ansiedad y depresión.
¿Temen que esta sensación de ansiedad y depresión generalizada conduzca al aumento de suicidios?
—La mayor parte de los suicidas presentan siempre un cuadro de depresión, así que nos tememos un repunte de los casos. No sabemos si será una tendencia, pero no somos optimistas.
¿La pandemia está pasando ya factura al personal sanitario de la Comunitat?
—Nuestro servicio de atención telefónica ha realizado 350 seguimientos durante este verano y el 10 % de los casos presentaba un cuadro de estrés postraumático.
Imagino que las buenas palabras y los aplausos ya son suficiente consuelo...
—Los sanitarios llegan a esta segunda ola cansados física y psicológicamente. Los aplausos ya no les valen porque la COVID-19 no es una desconocida, saben a lo que se enfrentan.