La empresaria, que llegó a Palma tras el confinamiento, sigue en la Isla sin intención de abandonarla por el momento. Las circunstancias actuales, lejos de amilanarla, la han cargado de energía transformada en nuevos proyectos personales y profesionales. Uno de ellos, exponer la obra de Aldo Comas, el elegante y polifacético marido de la actriz Macarena Gómez, que hoy debuta inaugurando su primera exposición de la mano de Fiona Ferrer y Red Gallery.
Es usted muchas cosas al mismo tiempo, también una habitual de la prensa del corazón. ¿Cómo la presento?
–Soy empresaria, escritora, periodista, consultora… Al final una mujer que intenta salir adelante metiéndose en proyectos, a veces muy arriesgados pero todos fascinantes, que giran alrededor de la belleza, el arte, la moda y la decoración. Estoy en el mundo del life style pero en diferentes sectores. Soy una luchadora.
¿Cómo se puede abarcar tanto en un mundo tan competitivo e incierto?
Es complicado, llevo trabajando desde que tengo veinticinco años. Mis primeras prácticas fueron en la Copa del Rey con quince años. La relación de mis padres con la moda hizo que la viviera desde pequeña y creo que tengo la cabeza estructurada para trabajar. Es lo que me gusta. Los proyectos en los que me meto, y no creo del todo, nunca llegan a buen puerto. Tengo olfato, pero es fruto de muchos años trabajando. Toco muchos palos pero todos tienen que ver con lo mismo. Estuve en televisión porque creé un formato, Supermodelo, donde descubrimos a algunas modelos hoy tan conocidas como Malena Costa, y a raíz de eso salió un proyecto de moda, y después otro. Al final lo importante en la vida son los contactos y yo me los he labrado. Me encanta la discreción, y que mis amigos ganen conmigo y al revés.
Ha pasado el verano que la trajo a Mallorca y aquí sigue…
–Sin ningunas ganas de irme. No apreciamos lo que tenemos hasta que nos lo quitan, y el final del confinamiento en Madrid fue muy duro. El mar es maravilloso. Hay que seguir fomentando acciones, entre todos, para enseñar al mundo que esto es maravilloso.
¿Cómo ve Mallorca, usted que es experta en comunicación e imagen?
–La veo bien, he tenido un verano diferente. Pensé que tendría un verano desastroso y puede que haya sido uno de los más bonitos que he tenido en mucho tiempo. Nos hemos reunido la gente de verdad. Ahora pensamos más adónde vamos y con quién vamos. Veo Mallorca tranquila, pero sigue teniendo la misma elegancia, la misma fuerza de siempre.
¿Qué es el lujo?
–Estar aquí, con usted almorzando en una terraza maravillosa como la del hotel Sant Francesc, rodeados de turistas internacionales de muy alto nivel, y poder conversar mientras tomamos una copita. Creo que ahora valoramos más todo lo que de verdad importa y obviamente Mallorca es un paraíso para el lujo, para el buen vivir, y lo seguirá siendo.
Hablemos de su nueva aventura en Palma…
–Hace un mes y medio estaba con Aldo Comas y su mujer Macarena Gómez en Menorca. Llevaba dos años diciéndome que teníamos que hacer algo juntos. Me contó que a raíz del confinamiento se había puesto a pintar. Vi lo que estaba haciendo y me fascinó. Me entró una energía y unas ganas de hacer algo divertido, positivo y bien hecho y le dije que a partir de ese momento me convertía en su agente. En tres semanas ya teníamos apalabrada nuestra primera exposición. Estoy haciendo la curaduría con Drew Aaron, de Gallery Red. Ahora solo quiero proyectos en los que me sienta bien, donde podamos avanzar. Estoy muy emocionada, sobre todo por hacerlo en Palma, y que haya coincidido con la Nit de l'Art es cosa del destino.
Usted conoce a muchos personajes relevantes; ¿Qué le ha gustado de Aldo para traerlo a Palma?
–Con él y con su mujer Macarena Gómez nos compenetramos muy bien, los tres somos rápidos, tenemos una energía muy buena. Pienso que hemos tenido una educación muy parecida. Venimos de padres extranjeros, también somos hijos de catalanes y tenemos muchas ganas de hacer muchas cosas. Ambos tenemos ese rollo boho, o hippy chic, que atrae porque es también una filosofía de vida. Pero lo más importante, lo que más nos une es que a ninguno nos importa decir cuándo nos va bien, o cuándo nos va fatal. ¡Qué aburrimiento decir que va todo fenomenal siempre, qué cínico!. Aldo no sabe lo que le espera conmigo.
¿Le da miedo que la llamen intrusa del arte?
–Intrusismo hubiera sido si no lo hubiera hecho con una galería, algo que a mi me habría resultado mucho más productivo porque tengo espónsor detrás que simplemente por unirse a la imagen de Aldo y a la mía hubiera pagado. Eso habría sido intrusismo. He querido hacerlo como se debe. He hecho ya diferentes exposiciones, con José María Cano, en el Desing Distrit de Miami, en Bogotá; en el Museo de Arte Contemporáneo hice Fashion and Art y también en el Museo de Arte Contemporáneo de Chile. De hecho mis primeros trabajos fueron en el mundo del arte. Trabajé en Sotheby's en Miami, fui directora de comunicación de Arte Mundi y he colaborado directamente con el Moca y con el Museo de Arte Contemporáneo de Miami. Este proyecto es fruto de la COVID-19 que ha sacado lo peor y lo mejor de cada uno. En mi caso tengo dos proyectos fascinantes, uno relacionado con el CBD, el cannabis, que viene desde Colombia a través de una línea de belleza. Es una maravilla ver que las cosas se siguen moviendo.