Tolo Llabrés es de Alcúdia. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Salamanca y los años que dedicó a esta profesión los pasó en la redacción de Ultima Hora. Lo suyo era el reportaje, pisar la calle. Escribía textos y hacía fotos. Más de una vez trabajamos juntos, codo con codo. Recordamos de él dos entrevistas magníficas; una a Mariano Rajoy, siendo ministro, y otra a la diseñadora Carolina Herrera, en una casa de Formentor.
Un buen día, dejó el periodismo para dedicarse a la hostelería, puesto que su familia tiene uno de los establecimientos más populares y puede que más conocidos de Alcúdia: La Fonda. Aparte, él tiene una empresa de alquiler vacacional con decenas de propiedades en alquiler, principalmente en la zona norte de la Isla.
El otro día, dando un repaso a las redes, nos lo encontramos en Senegal como cooperante. Así que le llamamos y le preguntamos qué hacía allí. «Estoy en Warang, un pequeño pueblo situado a 100 kilómetros al sur de Dakar. Aquí trabajamos con la ONG Amigos de Buba, en el Hospital SAGE, y realizamos dos proyectos anuales con dentistas, ginecólogas y otras especialidades. A Warang llegué el pasado mes de noviembre para colaborar con dicha ONG mallorquina. Tenemos un proyecto médico en marcha desde hace unos años, además de que estamos construyendo una escuela para los niños del pueblo de Mbaling. Así que vine para acabar las obras del colegio y poder viajar por el país mientras llegaba el resto de la expedición, en abril. En los primeros días pude recorrer Lac Rose, Petit Mbao, Mbour, Saly... Fue en ese momento cuando decretaron el estado de emergencia en todo el país. Desde luego, aquí no es la misma situación que en España, ya que permiten hacer una vida relativamente normal de día, pero sí que han cerrado las fronteras, han cortado el tráfico entre regiones, limitados los días y horarios de los negocios, y establecido toque de queda desde las 20.00 horas hasta las 6.00 de la mañana».
¿Dónde estás viviendo?
—Al principio en el Auberge Keur Mame, un pequeño hotel de seis habitaciones. Cuando llegué había turistas franceses, pero todos regresaron a sus casas en cuanto empezaron a cerrar fronteras por el coronavirus. Creo que soy el único turista del pueblo y posiblemente de la zona. A partir de ahí, la familia que regenta el hotel no solo me ha adoptado como uno más, sino que hasta me han dado un nombre senegalés y su apellido de familia. Aquí soy Baba Sow. A nivel personal, aquí estoy muy a gusto. Me permite continuar con la labor en la ONG, puedo llevar una vida normal, la temperatura y el entorno es muy bueno y, lo más importante, que estoy en buenas manos, ya que la familia senegalesa que me ha adoptado. Soy uno más.
¿Cómo lleváis la llegada del coronavirus?
—Aquí se vive con cierta normalidad a pesar de que se han tomado algunas medidas restrictivas, pero, desde luego, nada que ver con la situación en España. El día a día se vive con cierta normalidad. A pesar de que se han modificado algunas conductas, como los saludos y mantener cierta distancia de seguridad en la calle. En las casas, generalmente habitadas por familias muy numerosas, se sigue llevando una vida normal, comiendo todos del mismo plato.
¿Vivís confinados?
—A mediados de marzo empezaron a cerrar escuelas y a limitar los horarios de algunos comercios. Y desde hace algunas semanas cortaron la comunicación entre las diferentes regiones, imponiendo un toque de queda. Lo que sí hay son controles en carreteras. Por el día, sobre todo porque por la noche no hay mucha gente por en medio, ya que el toque de queda se respeta bastante.
Tolo nos cuenta que hace un par de semanas, en nombre de Amigos de Buba, organizó un torneo de fútbol con equipos de niños de Warang, «pero solo pudimos jugar un par de partidos, ya que vino la policía y nos paró, pues, según nos informaron, habían prohibido jugar a fútbol. Como el premio al ganador del torneo era un balón de fútbol, repartimos uno por cada equipo participante y todos contentos».
En cuanto a los números que arroja el coronavirus, «estamos al día –dice–, ya que aquí algunos canales se han convertido en monotemáticos sobre el coronavirus, por lo que no paran de dar datos. A día de hoy, y por suerte, en Senegal sólo hay 280 infectados, de los cuales más de la mitad, 171, se han recuperado y sólo han tenido que lamentar dos muertes. Por supuesto, son cifras oficiales. Desde el principio de la pandemia aquí han tratado a los pacientes con hidroxicloroquina, una molécula casi idéntica a la cloroquina y, por lo visto, los resultados son alentadores a pesar de que la OMS no recomienda este medicamento. Esperemos que puedan contener el contagio del virus en el país, ya que aquí no existen los medios médicos y sanitarios de Occidente, especialmente en las zonas rurales, donde ni siquiera hay agua potable».
El contacto que tiene con su Mallorca natal es diario. «Como vivo en un lugar donde hay señal wifi, estoy bastante informado de la situación, además de estar en contacto continuo con mi familia y amigos, que me reportan el día a día». También está en contacto con la Embajada española, «que está gestionando vuelos, dos concretamente, con destino París, para repatriar a los europeos. Y, excepcionalmente, hay un vuelo de Air Europa a Alicante».
Posiblemente ahora mismo, lo que más le preocupa de verdad es que «en lo que respecta a la empresa de alquiler, todo lo que llegan son cancelaciones y malas noticias. Creo que no va a haber temporada turística, por lo menos, no como las había hasta ahora».